miércoles, 25 julio 2012
Actualizado 20:44 CET


Historia

La épica de la resistencia

Por Néstor Cenizo

Nurmi, el finlandés que volaba

Ningún atleta logró más medallas olímpicas que Paavo Nurmi (Turku, Helsinki; 1897), el más laureado de los finlandeses voladores (el grupo lo completaban Ville Ritola, Hannes Kolehmainen y Albin Stenroos), aquel grupo de corredores venidos del frío que marcó una época en el medio fondo. Nueve oros y tres platas se colgó del cuello entre Amberes 1920 y Ámsterdam 1928. Corrió cualquier distancia entre los 1.500 metros y los 20 kilómetros (incluidas dos carreras en 1.500 y 5.000 metros separadas por apenas una hora, en París 1924) y en todo ganó hasta que se le impidió participar en Los Ángeles 1932 por haber cobrado por competir. Ganó cinco oros en París 1924.

Zatopek, una locomotora en Helsinki

Emil Zatopek (Kopřivnice, Checoslovaquia, 1922) corría tanto y con tal ritmo que parecía una locomotora, de ahí su apodo, La locomotora humana. Entró en la historia de los Juegos de tanto correr y de tanto ganar, porque nadie contestó su dominio en la época en la que los subsaharianos aún no copaban el podio en las pruebas de fondo. Ganó un oro (10.000 m) y una plata (5.000 m) en Londres 1948 y tres oros (en las dos distancias y en maratón) en Helsinki 1952.

Bikila, el héroe descalzo

Abebe Bikila (Mendinda, Etiopía; 1932) entró descalzo en la leyenda de los Juegos Olímpicos y del deporte. En 1960, las plantas desnudas de sus pies recorrieron las calles de Roma, la capital del país, Italia, que había ocupado Etiopía entre 1936 y 1941 y logró la medalla de oro olímpica, récord del mundo en maratón incluido. “Quería que el mundo supiera que mi país, Etiopía, ha ganado siempre con determinación y heroísmo”, dijo al final de la carrera, junto al Arco de Constantino. Bikila había nacido para correr el mismo día en que se disputaba el maratón de los Juegos de Los Ángeles. En Tokio 1964 ganó otro oro y batió nuevamente el récord del mundo, esta vez con zapatillas.

Coe, o la carrera que lo cambió todo

Con el mismo empeño con el que se afanó para llevar los actuales Juegos a Londres, Sebastian Coe (Londres, Gran Bretaña; 1956) se batió contra Steve Ovett (Brighton, Gran Bretaña) en los Juegos de Moscú 1980. Ovett llevaba tres años invicto en 1.500 y tan mal había corrido Coe en la final de 800m (su supuesta especialidad, ganada por su rival) que su padre le había insultado públicamente. Pero llegaron los 1.500 y Coe cruzó la meta el primero con expresión alucinada. “Todo lo que he hecho en mi vida ha estado marcado por lo que sucedió aquí en 1980”, dijo al volver al Estadio Olímpico. Cuatro años después, en Los Ángeles, volvió a ganar en el kilómetro y medio y a llevarse la plata en 800 metros, y se convirtió en el único que ha ganado dos veces la carrera olímpica de 1.500 metros.

Gebrselassie y Bekele, el jefe y su heredero

Kenenisa Bekele (Oromia, Etiopía; 1982) y Haile Gebrselassie (Arsi, Etiopía; 1973) suman las cuatro últimas medallas de oro olímpicas en 10.000 metros. Bekele ganó además en 5.000 metros en Pekín 2008 y se hizo con la plata en la misma distancia en Atenas 2004. La gesta de Pekín la acompañó estableciendo sendos récords olímpicos en las dos carreras. Bekele siguió la estela de Gebrselassie, oro en Atlanta 1996 y Sidney 2000 y absoluto dominador de los diez kilómetros (la distancia que corrió todos los días para ir al colegio) durante la década de los noventa, en la que acumuló cuatro oros mundiales y dos olímpicos.

El Guerrouj y la deuda olímpica

Hicham El Guerrouj (Berkane, Marruecos; 1974) recibió en Atenas 2004 el premio que los Juegos Olímpicos parecían deberle. El marroquí no había mostrado en las citas olímpicas (Atlanta 1996 y Sidney 2000) lo que todo el mundo sabía: que era el mejor de siempre corriendo un kilómetro y medio y quien más rápido lo había hecho nunca. Y la herida era dolorosa. Hasta que en el mejor escenario, allí donde la historia olímpica empezó, se impuso al keniano Bernard Lagat en un sprint para la historia. También ganó en 5.000 metros y dos años después se retiró, falto de motivación. Ya tenía sus premios olímpicos y nada podía estimularle igual. El Guerrouj fue el continuador de la estirpe de Saïd Aouita (Kenitra, Marruecos; 1959), el gran ídolo marroquí desde que lograra el oro en 10.000 metros en Los Ángeles 1984.


· Ver vídeo de la Final 5000m (Los Angeles 1984)



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