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Castro niega que Cuba sea destino del turismo sexual y recuerda el alcoholismo de Bush

"La próxima vez que tenga un mandato divino para invadir un país que lo consulte con el Papa", ironizó el líder cubano

El presidente cubano, Fidel Castro, de 77 años, consacró buena parte de su discurso anual a refutar las acusaciones de que Cuba es el nuevo destino del turismo sexual, lanzadas por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de quien recordó su pasado alcohólico. Castro advirtió al presidente estadounidense del riesgo de recibir un "voto castigo" por parte de los cubanos residentes en EE UU, como consecuencia del reciente endurecimiento de las sanciones contra Cuba.

Durante su discurso con motivo del 51º aniversario del asalto al cuartel de Moncada, que marca el inicio de la revolución castrista, se refirió con detalle al libro "Bush en el diván", del psiquiatra Justin A. Frank, que analiza la incidencia del alcoholismo y el fanatismo religioso en la personalidad del presidente de EEUU.

Castro atribuyó "los desvaríos y fantasías" del presidente estadounidense a "las reminiscencias del alcoholismo no curado y al delirio de grandeza que le hace ver enemigos e inventar fantasmas que supuestamente amenazan a la seguridad nacional de su país".

Explicó que, según este especialista, Bush ha reconocido en alguna ocasión que invadió Irak siguiendo un mandato divino. "Ojalá que, en el caso de Cuba, Dios no quiera dar instrucciones al señor Bush de atacar nuestro país y le induzca más bien a evitar ese colosal error", manifestó Castro en los minutos finales de su intervención, que se prolongó durante cerca de hora y media. Además, recomendó a Bush, que consulte con "el papa Juan Pablo II y otros teólogos de las iglesias cristianas",antes de seguir otro "mandato bélico divino" que le lleve a nuevas invasiones.

"La idea de un voto-sanción toma fuerza entre los miles de cubanos residentes en EE UU", advirtió Castro, en referencia a las elecciones presidenciales de noviembre. "Entre quince mil y veinte mil electores podrían arruinar sus aspiraciones a una reelección" a causa del endurecimiento del embargo estadounidense contra la isla.

La polémica del turismo sexual

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El líder cubano refutó las declaraciones realizadas por Bush el pasado día 16 en Tampa (Florida), en las que acusó al gobierno de la isla de haber convertido al país en "un puerto principal del turismo sexual". En aquella ocasión, Bush citó un estudio según el cual Cuba "ha reemplazado al sudeste de Asia como sitio para los viajes de los pederastas y turistas que buscan sexo".

Bush "califica al turismo en Cuba como sexual y los turistas de EEUU y Canadá como pedófilos, cuando todo el mundo conoce que, en su inmensa mayoría, se trata de jubilados y personas de la tercera edad que buscan la tranquilidad y una seguridad excepcional, así como la educación, cultura y hospitalidad" de la isla, señaló Castro.

Se preguntó si Bush calificaría a las industrias turísticas estadounidenses y españolas de turismo sexual, ya que en Estados Unidos hay casinos, locales de juego y prostíbulos, y en España la prensa publica anuncios "para todos los gustos de las personas que practican el antiguo oficio de la prostitución".

Castro, que calificó a Bush como un "personaje siniestro, que nos amenaza, nos insulta y nos calumnia", advirtió que aumenta la idea de un "voto de castigo" entre los electores cubano-estadounidenses por las últimas restricciones de viajes adoptadas contra Cuba, que entraron en vigor el pasado 30 de junio.

El líder cubano habló en el teatro de la Universidad de Las Villas, en Santa Clara, con capacidad para unas 900 personas, porque la amenaza de lluvia obligó a cambiar el escenario inicialmente elegido, la plaza de Ernesto "Che" Guevara, donde estaba prevista la asistencia de 30.000 personas.

Fidel Castro junto con Elián y su hermano Yannin durante el discurso de conmemoración del 51º aniversario de la toma del cuartel de Moncada.
Fidel Castro junto con Elián y su hermano Yannin durante el discurso de conmemoración del 51º aniversario de la toma del cuartel de Moncada.REUTERS

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