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LA TRANSICIÓN POLÍTICA EN IRAK

EE UU lucha contrarreloj para sumar a los suníes a la Constitución que se presentará mañana

Chiíes y kurdos dan por cerrado el proyecto y se niegan a rebajar el corte federalista del texto

Toda vez que la capacidad de negociación de los líderes chiíes y kurdos parece agotada, Estados Unidos ha decidido hacer un esfuerzo de última hora para sumar a los suníes al proyecto de Constitución iraquí que será presentado mañana en el Parlamento. Los negociadores de esta comunidad se reunirán mañana para discutir con el embajador norteamericano en Bagdad, Zalmay Jalilzad, su última propuesta, contraria en cualquier caso a la naturaleza federalista del borrador.

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Chiíes y kurdos (que cuentan con mayoría suficiente para sacar adelante el proyecto) han anunciado un acuerdo que será presentado mañana al Parlamento. Este nuevo borrador recoge algunas de las exigencias de los suníes, pero no modifica la configuración del Estado como federal, una propuesta rechazada terminantemente por éstos. Los negociadores suníes han presentado hoy una contrapropuesta, una vez más contraria al federalismo y que convierte al islam en la principal fuente legislativa.

El presidente del Parlamento iraquí, Hajim al Hasani, había reconocido horas antes que mañana se realizará la presentación del texto, y ha dejado claro que el borrador acordado la pasada madrugada será el que se someta a referéndum en octubre: seguirán adelante con o sin los suníes, que representan el 20% de la población iraquí, aunque mantuvieron el poder bajo la dictadura de Sadam.

Intervención personal de Bush

El presidente de EE UU, George W. Bush, intervino ayer personalmente en las negociaciones con una llamada de teléfono a uno de los principales líderes chiíes de Irak, el ayatolá Abdul Aziz al Hakim. Su intención era impulsar un acuerdo de última hora que no marginara a la minoría suní. Según el diario estadounidense The New York Times, Bush se decidió a intervenir cuando varios dirigentes chiíes se declararon partidarios de no buscar el visto bueno de los suníes ni tampoco del Parlamento, y presentar el texto directamente a referéndum, cuya celebración está prevista para mediados de octubre.

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Estados Unidos considera ahora esencial atraer a los suníes —los grupos que aglutinan la insurgencia pertenecen a este grupo religioso— al proceso político auspiciado por Washington, sobre todo para que la situación de seguridad mejore en el país árabe y evite así la prolongación de la ocupación militar, cada vez más discutida en Estados Unidos. Además, el mecanismo previsto para celebrar el referendo permitiría que la comunidad suní vetara de facto la Constitución, lo que resultaría una catástrofe política de consecuencia incalculables.

Disputas territoriales

Según una fuente anónima iraquí citada por el diario, la Administración Bush, que ha mostrado a menudo su frustración con las actitudes de los suníes, empieza a estar también cada vez más irritada con lo que percibe como testarudez de los chiíes en las negociaciones, especialmente en lo relativo a sus aspiraciones territoriales de contar con una región autónoma chií. Según los deseos de Al Hakim, la región chií comprendería 18 provincias, la mitad de la población del país y sus mejores campos petrolíferos. Los suníes dicen que crear una región autónoma federada chií en el sur podría quebrar el país, y que esta región podría caer bajo la influencia del vecino Irán. "Los americanos están muy enfadados porque los chiíes no aceptan esto. Realmente quieren que [los chiíes] hagan esta concesión a los suníes para que estos sigan a bordo", ha dicho la fuente.

No obstante, también persisten las dudas sobre la voluntad real de los suníes de alcanzar un acuerdo. La mayor parte de los 15 miembros suníes de la Comisión Constitucional lo son también del partido Baaz de Sadam Husein y los chiíes temen que su principal objetivo es bloquear cualquier acuerdo. Así las cosas, el secretario del Partido Islámico de Irak, el suní Tarek al Hashemi, ha desvelado hoy que los negociadores de esta comunidad se reunirán mañana con el embajador estadounidense (un hombre de la máxima confianza de Bush) a petición precisamente de éste, para insistir luego que el último borrador no colma sus expectativas.

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