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Barroso insta a los 25 a acordar las perspectivas financieras antes de fin de año

Ante la ausencia de Constitución, la Comisión se propone reducir su actividad legisladora

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ha llamado hoy la atención sobre la necesidad de que los Veinticinco logren este año un acuerdo sobre las perspectivas financieras para el periodo 2007-2013, cuya negociación quedó aparcada en junio por las discrepancias entre Francia y Reino Unido, principalmente. Barroso ha dicho que es necesario que la presidencia británica haga una propuesta que sea aprobada antes de fin de año "para dar la señal política de que somos capaces de avanzar", sobre todo en una situación en la que "no parece que vaya a haber Constitución a corto plazo".

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La cumbre concluye con un rotundo fracaso

Barroso ha ofrecido una rueda de prensa para explicar el contenido del seminario informal del Colegio de Comisarios celebrado ayer para inaugurar el curso. Así, ha explicado los retos que afronta la UE este otoño, destacando principalmente el de las perspectivas financieras. Los presupuestos para el periodo 2007-2013 chocaron en junio con la negativa británica a renunciar al cheque -la cantidad que la UE devuelve a Londres de su aportación en compensación por no recibir ayudas agrícolas- y con el rechazo francés a reestructurar la Política Agrícola Común, que se lleva la parte del león del dinero comunitario. Así, los líderes aparcaron el asunto con la esperanza de que la presidencia británica ofreciera una propuesta asumible por todos.

La cumbre de junio trajo además la decisión de los 25 de aplazar hasta nueva orden el proceso de ratificación de la Constitución Europea, rechazada en referéndum por franceses y holandeses. Ante esta situación, Barroso ha llamado a dinamizar la UE y conseguir unos presupuestos "para dar la señal política de que somos capaces de avanzar". "¿Qué credibilidad va a tener nuestro debate sobre el futuro de Europa si ni siquiera podemos ponernos de acuerdo sobre el presupuesto?", se ha preguntado.

Sobre los presupuestos, "le pedimos a la Presidencia británica que le dé alta prioridad a este tema. Un retraso más puede costar mucho a la población de los nuevos países miembros, porque supondría dejar para más adelante la creación de empleo, el crecimiento y la innovación", ha dicho. No obstante, ha dicho que "a nivel de expertos, se está trabajando mucho" y no se siente decepcionado por el hecho de que no vaya a haber una propuesta sobre presupuestos en la cumbre informal de Surrey en octubre, ya que "la intención de la Presidencia británica es cerrar el asunto a finales de año".

Adelgazar la burocracia

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Ante la evidencia de que la Constitución europea no entrará en vigor de forma inminente, Barroso ha negado que vaya a haber un vacío legal, ya que existen los tratados vigentes y "hay que respetarlos", tarea por la que seguirá velando la Comisión. "La Comisión no quiere presentar ninguna solución alternativa porque la solución es la Constitución, pero hay que constatar que se pueden hacer muchas cosas con los tratados actuales. Más importante que las instituciones es la voluntad política. Son los líderes europeos quienes deben explicar en sus países por qué necesitamos Europa y por qué no tenemos que atacar siempre a Europa", ha dicho.

En todo caso, ha anunciado que su equipo quiere emprender un ejercicio de racionalización para presentar sólo las propuestas legislativas necesarias, las que "tengan un valor añadido". La Comisión no quiere "legislar a diestro y siniestro". Así, ha anunciado un proceso de limpieza legislativa para eliminar casi 70 normas "obsoletas o absurdas" y para "simplificar la legislación para que sirva de apoyo a los ciudadanos y a las empresas y que no constituyan un monstruo burocrático".

Al tiempo que aclaró que no se trata de defender la renacionalización de las políticas y que se seguirá legislando desde Bruselas siempre que sea necesario, Barroso subrayó que los euroescépticos han aprovechado a menudo el exceso de reglamentación para denunciar la burocracia e inoperancia de la maquinaria europea.

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