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Australia pide perdón a los aborígenes

El Ejecutivo laborista busca la reconciliación entre blancos e indígenas para afrontar en mejores condiciones los retos del futuro

Los aborígenes australianos han recibido hoy por primera vez en la historia a los diputados en el Parlamento, en una ceremonia simbólica previa al perdón oficial que tendrá lugar mañana, cuando el Gobierno del laborista Kevin Rudd pida disculpas a los indígenas por sufrir la colonización de los blancos en el siglo XX.

El acto, al que han asistido tribus de todo el país y que ha precedido a la inauguración del período de sesiones de la legislatura, marca un cambio radical en la política hacia los indígenas y ha sido dirigido por Matilda House, líder del clan de los Ngannawal, dueños originarios de los terrenos donde se construyeron los edificios del Parlamento.

La líder aborigen, acompañada de la música del tradicional didgeridoo y de sus dos nietos, ha entregado al primer ministro, el laborista Kevin Rudd, un bastón de mando con un mensaje sobre "la historia de nuestra unión", en la que hasta ahora los indígenas no habían tenido rol alguno en la administración del Estado.

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En busca de la unión interracial

La declaración de perdón es una medida de contenido simbólico encaminada a romper definitivamente con las políticas de antiguas administraciones y a intentar una unión entre blancos y aborígenes de cara a los retos del futuro. La disculpa se refiere en particular a la llamada Generación Robada, los hijos de aborígenes que fueron criados por familias blancas tras ser arrebatados a sus padres. Entre 1915 y 1969, miles de niños aborígenes fueron sacados de sus hogares y entregados a familias blancas o instituciones. El objetivo era fomentar la integración entre los aborígenes y las comunidades blancas.

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La disculpa se hará "en nombre del Gobierno australiano" y no otorgará culpabilidad alguna a la actual generación de australianos. "Una vez que establezcamos este respeto, el Gobierno podrá trabajar con las comunidades indígenas para mejorar los servicios para que se cierre la diferencia de 17 años en la esperanza de vida entre blancos y aborígenes".

Los líderes indígenas buscaban que el Gobierno pagara a estas comunidades 1.000 millones de dólares en compensación por las políticas pasadas, pero el Gobierno se ha negado. En vez de eso, el Gobierno ha prometido financiar las mejoras de las instalaciones educativas y médicas de las comunidades aborígenes.

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