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La antorcha olímpica llega a Nueva Delhi rodeada de estrictas medidas de seguridad

La antorcha olímpica llegó ayer (hora española) a Nueva Delhi (India) entre estrictas medidas de seguridad, según la policía y testigos citados por la agencia AFP. El símbolo olímpico dejaba así atrás su etapa en Islamabad, capital de Afganistán, donde también se desplegó un extraordinario dispositivo de seguridad. De hecho, el relevo final se produjo a puerta cerrada para el público. El complejo deportivo Jinnah, situado en el centro de la capital paquistaní, acogió una ceremonia en la que se desplegó un fuerte contingente de fuerzas de seguridad y a la que asistieron unos 8.000 invitados.

El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, ha mostrado su agradecimiento a China por haber traído la llama olímpica al país y ha dicho que es "un gran orgullo para Pakistán haber podido participar del espíritu olímpico".

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"La antorcha lleva un mensaje de armonía, paz, entendimiento y amistad", ha añadido Guilani durante la ceremonia, que fue retransmitida por los canales de televisión paquistaníes. "China acogerá los mejores Juegos Olímpicos de la Historia", ha proclamado.

Por su parte, el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, ha señalado que "la llama olímpica simboliza el espíritu global de armonía, a través del cual se conseguirá la grandeza". "No puede haber ningún mensaje más poderoso que éste, especialmente en el momento en que nos encontramos", subrayó el presidente paquistaní.

Personalidades como el embajador chino en Islamabad, Luo Zhaohui, y 66 atletas fueron relevándose para transportar la llama. La antorcha llegó a las inmediaciones del estadio escoltada por un vehículo protegido por comandos de elite de la policía y los relevistas la llevaron a lo alto de una carroza tirada por caballos, desde la que se lanzaron globos con los colores de los aros olímpicos.

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La Asociación Olímpica de Pakistán había decidido a última hora modificar el recorrido de la antorcha y reducirlo al estadio para evitar incidentes. Pakistán prometió a China, fiel aliado en la región y de donde Musharraf regresó el martes de una visita oficial, que no sería tolerada ninguna manifestación contra las autoridades chinas, tal y como ha ocurrido en ciudades como San Francisco, Londres o París.

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