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El conflicto del campo argentino se atasca

Los productores agropecuarios intensifican las protestas y prolongan la huelga una semana más, mientras el Gobierno asegura que sólo reanudará el diálogo si concluyen los paros

Las cuatro principales patronales agropecuarias de Argentina, que representan a unos 290.000 productores de todo el país, han resuelto continuar con las protestas contra el Gobierno tras la reunión que han mantenido este lunes en la ciudad de Rosario para decidir sobre la continuidad de la huelga comercial iniciada el martes pasado, la tercera que realizan desde que se desató el conflicto, el pasado 11 de marzo, por la subida de los impuestos a las exportaciones de granos.

La Federación Agraria Argentina, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria, las Confederaciones Rurales Argentinas y la Sociedad Rural Argentina han informado de que seguirán con la no comercialización de granos con destino a la exportación hasta la medianoche del domingo próximo.

El Gobierno, por su parte, asegura que sólo reanudará el diálogo si los hombres de campo "deponen su actitud". El Ejecutivo canceló toda negociación hace una semana y el jueves pasado anunció de forma unilateral una flexibiliación del esquema impositivo que no convenció a los productores agrarios.

"Si ellos levantan el paro, nosotros nos sentamos a dialogar. Pero no pueden imponer una decisión para un pequeño grupo de productores que quieren llevarse una rentabilidad excesiva", dijo ayer el ministro del Interior de Argentina, Florencio Randazzo. El ministro señaló que el gobierno de Cristina Fernández ya adoptó "todas las decisiones que había que tomar" en este conflicto, y consideró que los productores rurales deben de tener "mucha plata para protestar durante 90 días".

Manifestaciones

La decisión adoptada por las patronales coronó ayer una jornada de actos de productores agropecuarios a la vera de las carreteras en varios puntos del país y de cese de actividades en pueblos y ciudades del interior, donde comercios e industrias cerraron sus puertas en apoyo al reclamo rural.

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En Armstrong, uno de los mayores centros de fabricación de maquinaria agrícola de Argentina, en el sur de la provincia de Santa Fe (centro del país), unas 35.000 personas se manifestaron junto a la vía para exigir una marcha atrás con el esquema de impuestos móviles a las exportaciones de granos. "No vamos a aflojar ni mamados", vociferó allí el titular de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo de Angeli, icono de los productores rurales más radicalizados.

También hubo una multitudinaria marcha en la ciudad bonaerense de San Pedro, cuyo alcalde, Mario Barbieri, fue citado por la justicia por su presunto apoyo a los bloqueos de carreteras. Mientras tanto, en algunos puntos de la capital argentina se volvió a escuchar por la noche el batir de cacerolas en adhesión a la protesta rural.

Aunque la huelga de comercialización de granos sigue en pie, los productores reanudarán el envío de ganado vacuno a las lonjas de contratación, suspendido por la protesta, para mantener abastecido el consumo doméstico.

Los portavoces de las patronales han llamado a hacer "acampadas" en las plazas de las ciudades para hacer oír ampliamente el reclamo rural y juntar firmas para que el Parlamento retome sus atributos exclusivos en materia de fijación de tributos.

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