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Ríos Montt pesca en agua revuelta

Un escándalo financiero provoca la retirada temporal del presidente del Congreso guatemalteco.- Un incondicional del general encabezará el Legislativo

El Legislativo guatemalteco, el organismo del Estado que, de acuerdo con todas las encuestas, goza de menor credibilidad entre la población, ha sido protagonista, en la última semana, de dos incidentes que han costado a su presidente, Eduardo Meyer, la separación del partido gobernante, la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), y su renuncia temporal al cargo. La circunstancia ha sido aprovechada por el antaño dictador Efraín Ríos Montt, un tahúr de la política local, para colocar al frente del Congreso (unicameral) a uno de sus incondicionales, Arístides Crespo.

El escándalo estalló la semana pasada, cuando trascendió que el Congreso había retirado de sus cuentas en la banca local 82,8 millones de quetzales (unos 11,05 millones de dólares) para ser colocados en una casa de bolsa, con la excusa de ganar más intereses, aun a costa del riesgo que ello implica. La operación, abiertamente ilegal, se hizo al parecer a espaldas de la presidencia, según las declaraciones de Eduardo Meyer a la prensa local.

En cualquier caso, se cuestiona la idoneidad de la persona que el dignatario eligió como su secretario privado y responsable directo de la operación financiera. Se trata de Byron Sánchez, sobre quien pesan unas 40 demandas por delitos como estafa y fraude fiscal, y que en 2004 fue encarcelado por dichos hechos. Sánchez abandonó Guatemala la semana pasada y se sospecha que se encuentra en Estados Unidos.

El otro escándalo, desvelado el lunes por el matutino elPeriódico, refiere que el Congreso adjudicó 130 millones de quetzales (17,35 millones de dólares) a seis empresas que participaron en la licitación para servir los alimentos al sistema penitenciario. En las empresas beneficiadas figuran como empleados solamente dos personas, que, de acuerdo con los términos del contrato, deberán servir 349.000 raciones diarias a siete centros penitenciarios ubicados en diferentes puntos de la geografía guatemalteca.

Meyer, a quien todos los grupos parlamentarios ?incluido su propio partido? pedían la renuncia, logró capear el temporal y pidió dos meses para ausentarse del Congreso, sin derecho a salario, para dilucidar su situación ante los tribunales, un extremo que le fue concedido.

Las aguas revueltas han sido aprovechadas por Efraín Ríos Montt, quien, al menos mientras dure la crisis, ha logrado colocar al frente del Legislativo a uno de sus incondicionales, Arístides Crespo.

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Así, el Frente Republicano Guatemalteco, el partido-iglesia del viejo general, vuelve a tener una posición protagónica en el Congreso, a pesar de que en las últimas elecciones sólo logró 14 de los 158 escaños. La fuerza de este grupo radica en su disciplina. Es el único grupo donde se vota con estricto apego a las directrices emanadas del caudillo, lo que lo convierte en bisagra para la aprobación de las leyes que requieran de la mayoría calificada, que exige el voto del 66% del total de diputados.

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