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Aerolíneas se enfanga

El Gobierno argentino admite que la situación de la empresa es crítica al persistir las cancelaciones y la sobreventa

Alejandro Rebossio

Aerolíneas Argentinas no levantará el vuelo de un día para otro. A poco de que comenzara la transición entre la gestión del grupo español Marsans y la del Estado argentino, irrumpieron las vacaciones del invierno austral y las del verano español y de otros países del hemisferio norte.

El Gobierno argentino admitió ayer el mal momento que vive la empresa. "La situación en Aerolíneas Argentinas es crítica", dijo el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, al persistir los retrasos y las cancelaciones de vuelos domésticos e internacionales por falta de aviones disponibles y sobreventa de billetes, según denuncias sindicales.

Ramón, madrileño de 36 años, iba a viajar con su novia, María, y una amiga, Carmen, a Buenos Aires a pasar tres días. Por desperfectos técnicos en el avión de Aerolíneas no llegó el sábado a las 5.30 sino a la medianoche. Perdió un día y no se pudo encontrar el lunes en la capital argentina con su amigo granadino Raúl, a quien Aerolíneas hizo aterrizar en Ezeiza un día después. "Hay una expectativa de que día a día se vaya mejorando el servicio] ya que se habían vendido muchos pasajes que no se pueden cubrir con 29 aviones disponibles", se justificó ayer Ricardo Jaime.

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40 naves averiadas

Aerolíneas y su socia Austral, que se dedica a los vuelos nacionales, disponen de 69 aeronaves, pero 40 se encuentran en tierra para su reparación, una imagen de la crisis de la compañía aérea, que pierde un millón de dólares por día y debe 890 millones (220 millones están en impagos). El ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio de Vido, denunció el viernes que Aerolíneas había sobrevendido billetes por 140 millones de dólares, en lo que supuso una crítica implícita a Marsans, que hace nueve días firmó con el Estado argentino el acuerdo de transferencia de las acciones. En el grupo español dicen que la cifra es exagerada porque supone más de 900.000 billetes de vuelos nacionales sobrevendidos en una compañía que transporta dentro de Argentina a 200.000 personas al mes.

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El resultado es que los clientes sufren horas de espera, pierden días de vacaciones o de trabajo, mientras que en los aeropuertos de Buenos Aires se ven numerosos aviones aparcados. Algunos sindicalistas van más allá de la acusación de sobreventa y vuelven a insistir en que Marsans no invirtió lo suficiente en Aerolíneas, una imputación a la que el grupo español respondió con críticas al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por el retraso en el aumento de tarifas nacionales. Es algo así como la historia del huevo y la gallina.

El Gobierno argentino y los sindicatos aseguran que se han puesto manos a la obra para reparar las naves y traer nuevos aviones. Se supone que en dos meses se acordará el precio de Aerolíneas y se materializará la reestatalización. Funcionarios reconocen que tardarán tres meses hasta equilibrar las cuentas de la empresa. Antes de firmarse la salida de Marsans, en el grupo también se esperanzaban con que la subida de tarifas del 18% en junio daba una base para comenzar a recuperar Aerolíneas. Ahora será tarea del Estado.

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