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El soldado israelí Gilad Shalit cumple 1.000 días de secuestro

El joven, de 22 años, que fue secuestrado el 25 de junio de 2006 en la franja de Gaza. - La familia critica al Gobierno de Israel por "escaso compromiso" para asegurar la liberación del soldado

La familia de Gilad Shalit afronta con desesperanza la jornada de hoy en la su hijo cumple 1.000 días de secuestro por parte de Hamás y con críticas al Gobierno de Israel por lo que consideran un escaso compromiso para asegurar liberación del joven, que fue secuestrado el 25 de junio de 2006 en la franja de Gaza.

La liberación del joven, de 22 años, pasa por un intercambio de presos entre el Ejecutivo israelí y Hamás, el movimiento islamista que mantiene a Shalit bajo cautiverio. A los reproches de la familia del soldado se unió esta semana Egipto, que ha criticado el comportamiento de Tel Aviv en las negociaciones para la liberación del joven. Desde El Cairo se asegura que los esfuerzos del Gobierno israelí han sido absolutamente nulos en este aspecto. Los sectores más radicales del Ejecutivo se oponen radicalmente a intercambiar a Shalit por presos de Hamás, añadiendo más presión sobre el primer ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, quien está a punto de terminar su mandato.

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Shalit, nacido en Naharniya el 28 de agosto de 1986 y que tiene la doble ciudadanía israelo-francesa, fue secuestrado por milicias afines a Hamás, infiltradas en el interior de la Franja de Gaza a través de un túnel subterráneo por debajo del paso de Kerem Shalom (frontera sur de la Franja).

Negociaciones rotas

Un día después, los Comités de Resistencia Popular (que agrupan a miembros de Al Fatah, Yihad Islámica y Hamás) se atribuían la responsabilidad del secuestro. No obstante, a lo largo de estos dos años y medio, las milicias palestinas han insistido en que es Hamás quien se ocupa exclusivamente del bienestar del soldado.

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Las diferentes gestiones para su liberación, gran parte de las cuales fueron realizadas gracias a la mediación de Egipto, han sido compleamente infructuosas hasta el momento. La semana pasada se dio a conocer que el Gobierno israelí planeaba realizar un esfuerzo final para conseguir la liberación del soldado a cambio de la liberación de más de 1.000 prisioneros palestinos, 450 de los cuales eran considerados de "alto riesgo" o "especialmente relevantes" para el Gobierno israelí.

El pasado día 17, según el medio Al Hayat, los enviados especiales israelíes, el director del Shin Bet, servicio de seguridad interno, Yuval Diskin, y Ofer Dekel, transmitieron a los mediadores egipcios que en vista de las demandas de Hamás no tenían más capacidad para seguir negociando y que tenían que consultar al Gobierno.

Un día después, Hamás responsabilizó a Israel del fracaso de las últimas conversaciones por su insistencia en deportar a importantes presos de Hamás, en lugar de permitirles que regresen a sus hogares en Cisjordania y la Franja de Gaza. La reanudación de las negociaciones, actualmente, queda en el aire, a la espera de un paso adelante por alguna de ambas partes, y teniendo en cuenta el período de inactividad que tendrá lugar durante la composición del nuevo gobierno israelí.

La familia Shalit ya ha desmantelado la tienda de campaña que tenía instalada ante la residencia del primer ministro israelí en Jerusalén, en lo que supone el fin de un gesto con el que esperaban alentar al Gobierno a culminar las negociaciones indirectas con Hamás.

Los Shalit realizaron ayer viernes de su última comida en la tienda antes de recoger sus pertenencias y regresar a su domicilio en la ciudad galilea de Mitzpeh Hila. En los últimos días, la familia ha expresado su preocupación por el cambio de gobierno en Israel, que podría, advierten, reducir las posibilidades de que el soldado regrese a casa.

El abuelo de Shalit, Zvi, declaró el pasado jueves al diario Haaretz que "la situación familiar siempre ha sido difícil desde la captura de Gilad, pero en los últimos días, es indudable que la tristeza no ha dejado de crecer". El abuelo de Shalit considera a Olmert directamente responsable de la seguridad de su nieto ya que es todavía "primer ministro por ley" y está capacitado "para tomar las decisiones pertinentes que puedan poner fin a esta pesadilla". Su mayor temor es que el futuro Gobierno israelí, que estaría probablemente liderado por Benjamin Netanyahu, "no se haga responsable del secuestro". "Si el nuevo Gobierno tiene que concienciarse de la importancia de esta cuestión, estaremos perdiendo un tiempo precioso", advertía.

Por su parte, Hamás ya ha anunciado su disposición a secuestrar más soldados si Israel no se muestra más flexible respecto a las negociaciones sobre la liberación de Gilad Shalit, una advertencia lanzada ayer por el líder político del movimiento islamista, Jaled Meshal.

Uno de los carteles colocados en la tienda de campaña que la famlia Shalit instaló ante la residencia del primer ministro israelí en Jerusalén para pedir la liberación del soldado
Uno de los carteles colocados en la tienda de campaña que la famlia Shalit instaló ante la residencia del primer ministro israelí en Jerusalén para pedir la liberación del soldadoAFP

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