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China combatirá la desigualdad social

Pekín pretende reducir la brecha económica entre el campo y la ciudades.- El Gobierno confía en mantener el crecimiento del PIB por encima del 8%

Cuando la actual generación de líderes chinos, encabezados por el hoy presidente, Hu Jintao, y el primer ministro, Wen Jiabao, llegó al poder en el XVI Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), celebrado en octubre de 2002, lo hizo enarbolando la defensa de los más pobres y desfavorecidos. Durante los siete años transcurridos, el nivel de vida de la población ha crecido de forma ininterrumpida, pero también lo han hecho las desigualdades sociales, que han alcanzado niveles sin precedentes desde que el país inició las reformas económicas hace tres décadas.

La brecha entre ricos y pobres y las disparidades entre el campo y las ciudades han aumentado año tras año, debido a que los ingresos en las zonas urbanas han subido a mayor ritmo que en las zonas rurales. La situación ha llegado a tal extremo que el Gobierno, consciente del peligro que supone para la estabilidad social y la propia continuidad del partido, ha decidido redoblar los esfuerzos para reducir las diferencias. Y así lo ha dicho hoy Wen Jiabao en el discurso de apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional en Pekín ante los 3.000 parlamentarios llegados de todo el país para, básicamente, refrendar las decisiones previamente adoptadas por los líderes del PCCh.

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Wen ha anunciado nuevas medidas sociales para intentar reconducir la situación. La renta por habitante anual urbana creció un 9,8% el año pasado, hasta situarse en 17.175 yuanes (1.851 euros), mientras que en el campo fue de 5.153 yuanes (555 euros), un 8,5% más. La proporción es de 3,33 a uno.

"No sólo haremos la tarta de la riqueza social más grande desarrollando la economía, sino que también la repartiremos mejor, basándonos en un sistema racional de distribución de los ingresos", ha afirmado el primer ministro en el catedralicio anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo, en la plaza Tiananmen. "Invertiremos de forma rotunda la creciente brecha de ingresos".

En el exterior, decenas de banderas rojas ondeaban furiosas, batidas por un viento gélido, mientras cientos de policías de uniforme y de paisano patrullaban para evitar posibles protestas de alguno de los miles de ciudadanos que cada año acuden a Pekín, especialmente en estas fechas, para intentar solucionar las injusticias y los abusos de poder de que son objeto en sus provincias. Más de una veintena fueron arrestados e introducidos en un autobús policial. Desde hace días, numerosos disidentes y activistas han sido detenidos o están sometidos a vigilancia en sus domicilios en diferentes partes del país. La sesión parlamentaria durará nueve días.

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Seguridad social

Wen ha asegurado que acelerarán el proceso de implantación del sistema de seguridad social, tanto en las ciudades como en el campo, e impulsarán los planes para extender las pensiones de jubilación a los residentes rurales y las compensaciones a los trabajadores que sufran accidentes.

Una de las medidas más importantes será la modificación del sistema de permiso de residencia o hukou, por el cual todo ciudadano chino está ligado legalmente a su lugar de nacimiento. La política actual ha sido criticada porque impide a los 230 millones de emigrantes internos acceder a los servicios educativos o sanitarios en igualdad de condiciones que los residentes de las ciudades en las que trabajan.

Wen ha dicho, sin embargo, que las reformas, para las que no dio plazo, no se aplicarán a las grandes ciudades, lo que parece ser una medida para evitar que se produzcan movimientos masivos de gente a núcleos urbanos ya superpoblados como Pekín o Shanghai. El sistema de hukou fue introducido en la década de 1950, pero fue suavizado en los años 80 para permitir la migración de la mano de obra barata a los nacientes núcleos fabriles e impulsar el desarrollo económico del país.

"Todo lo que hacemos, lo hacemos para afirmar que la gente tiene una vida más feliz y más digna, y para hacer a nuestra sociedad más justa y armoniosa", ha asegurado el dirigente, quien empleó varias veces el término felicidad.

En su discurso, de dos horas, saludado regularmente por los aplausos de los diputados, el primer ministro ha mezclado notas de triunfalismo -como cuando recordó que la economía china había sido "la primera del mundo en comenzar a salir de la crisis"- con llamadas a la cautela, como cuando ha advertido que "la situación es aún muy compleja" y que 2010 será un "año crucial para seguir luchando contra la crisis financiera global". A pesar de ello, ha dicho que espera que el PIB crezca un 8%, el mismo objetivo que anunció en 2008 y 2009, y que fue superado en ambos ejercicios, con alzas del 9,6% y el 8,7%, respectivamente.

Taiwan

El político ha asegurado que aprobarán nuevos planes para incentivar el consumo interno, reforzarán la lucha contra la corrupción, y tomarán medidas para luchar contra la inflación, frenar el alza de los precios inmobiliarios e impulsar el empleo y la innovación empresarial. También ha dico que aminorarán la inversión y los créditos bancarios, tras las fuertes aportaciones realizadas el año pasado para superar la crisis, y que el valor del yuan permanecerá "básicamente estable".

Wen ha saludado la mejora de las relaciones con Taiwan, y en su corto pasaje dedicado a la política exterior ha insistido en que Pekín promoverá la paz mundial, "creará un entorno favorable a la modernización de China" y jugará "un papel constructivo para buscar soluciones adecuadas" a las diferentes crisis y problemas globales.

El primer ministro chino, durante su discurso ante 3.000 delegados.
El primer ministro chino, durante su discurso ante 3.000 delegados.REUTERS

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