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Debuta el nuevo portavoz de la Casa Blanca

Jay Carney concluyó su primera rueda de prensa manifestando que había sido "mucho menos duro de lo que esperaba"

El nuevo portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha debutado hoy en el podio de la sala de prensa con un éxito razonable. Se le vieron inmediatamente algunas virtudes, como la sencillez y la prudencia, pero apuntó también algunos defectos para este oficio: ligera timidez y cierto recato ante la mentira.

Al concluir su primera conferencia de prensa, manifestó que había sido "mucho menos duro de lo que esperaba", pero lo cierto es que durante su hora larga de actuación se trastabilló un par de veces, se perdió entre sus papeles de vez en cuando y hasta pareció enrojecer en alguna ocasión. Para regocijo de su audiencia, lo pasó bastante mal.

Sabido es que los periodistas son curiosos y morbosos. El debut de Carney, que sustituye a Robert Gibbs después de más de dos años en ese puesto , convocó a la mayor concentración de reporteros que se recuerda en mucho tiempo en la sala de prensa. Había ganas de conocer al nuevo contendiente.

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Porque eso es lo que el portavoz de la Casa Blanca representa para los corresponsales, un rival, una víctima a la que trasladar sus frustraciones y un enemigo del que cada día hay que extraer por cualquier medio una confesión.

La primera pregunta fue todo un editorial sobre la naturaleza y los límites de la información. "¿Cuál crees que es tu misión, defender y promocionar al presidente o darnos noticias y ayudarnos a hacer nuestro trabajo?", le dijo el representante de la agencia Associated Press, a quien se acostumbra a dar el primero la palabra. Carney demostró condiciones al responder, aunque como demasiadas palabras, que trataría de conciliar ambos intereses, no necesariamente contradictorios.

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Después empezó ya una larga andanada sobre el presupuesto, Egipto, Irán y los múltiples asuntos que la agenda informativa tiene aquí cada día. En temporada regular se celebra una conferencia de prensa como esta cuatro días por semana, sin contar los contactos a bordo del avión presidencial, las conversaciones telefónicas, el correo electrónico, twitter y demás medios por los que el portavoz está en contacto permanente con los periodistas.

O así debería de ser. Los corresponsales se quejan de que Gibbs fue mucho menos accesible de lo que debía y existen esperanzas de que Carney lo sea mucho más. Al fin y al cabo, es un colega. Carney, de 45 años, pasó los últimos veinte de su carrera periodística como reportero de la revista Time. De allí pasó al cargo de portavoz del vicepresidente y ahora ha ascendido a la cúspide del poder, que es también un balcón al abismo.

Por su bien y el de la información, deseémosle suerte.

El nuevo portavoz de la Casa Blanca atendiendo preguntas en su primera rueda de prensa.
El nuevo portavoz de la Casa Blanca atendiendo preguntas en su primera rueda de prensa.AP

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