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Alivio en Colombia tras la entrega de los dos últimos rehenes prometidos por las FARC

La Unión Europea reclama la liberación inmediata de todos los secuestrados

La liberación del comandante de la policía colombiana Guillermo Solórzano y el cabo del Ejército Salín Antonio Sanmiguel, puso fin el miércoles a una semana de gran tensión en Colombia, después de que el domingo la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no entregara a estos rehenes, como había prometido.

Terminó también el operativo anunciado por la guerrilla para la liberación de seis rehenes. La UE ha manifestado hoy su satisfacción por estas liberaciones, pero ha recalcado que es necesario que todos los cautivos sean puestos en libertad "inmediatamente".

El mayor Solórzano llevaba tres años y ocho meses cautivo y el cabo Sanmiguel, dos años y ocho meses. Ambos fueron entregados a la exsenadora Piedad Córdoba, a delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja y a un miembro de Colombianos y Colombianas por la Paz.

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La liberación se produjo en una zona desconocida entre los departamentos de Cauca y Valle del Cauca (suroeste de Colombia), donde fueron recogidos por la misión humanitaria, desde allí volaron en un helicóptero brasileño hasta Cali, y posteriormente fueron trasladados a Bogotá para reencontrarse con sus familiares.

Solórzano y Sanmiguel iban a ser liberados el domingo en otra zona del país, pero, según el Gobierno, las FARC facilitaron unas coordenadas erróneas, lo que generó una gran desconfianza. Sin embargo, la guerrilla negó ayer, a través de un comunicado, haber dado mal las coordenadas. "Se transmitieron de manera oportuna", afirman las FARC en el comunicado.

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El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha manifestado en los últimos días su malestar por estas entregas "a cuentagotas" de cautivos, que califica de "show mediático" y "farsa" e insistido en que la guerrilla debe abandonar el terrorismo y entregar a todos los rehenes para que se pueda iniciar el diálogo.

Salín Antonio Sanmiguel abraza y besa a sus hijas después de su liberación
Salín Antonio Sanmiguel abraza y besa a sus hijas después de su liberaciónAFP

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