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Argentina desactiva su crisis con Israel a causa de Irán, pero no la explica

El Gobierno de Fernández no tiene intención de boicotear a Teherán

La crisis desatada por la publicación en un diario porteño de un supuesto documento iraní según el cual los Gobiernos de Argentina y de Irán habían llegado a un pacto para congelar la investigación sobre el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que causó la muerte a 85 personas en 1994 en Buenos Aires, parece haber quedado desactivada, aunque no explicada, por la discreta actitud adoptada públicamente por el Gobierno de Israel. El canciller argentino, Héctor Timerman, que cerró este miércoles una rápida visita de dos días a Israel, eludió el tema, planteado una y otra vez por los periodistas, ante el silencio de sus interlocutores israelíes. Timerman se reunió durante 45 minutos con el primer ministro Benjamin Netanhayu y reconoció que "existió un intercambio de opiniones" y que el tema del terrorismo "no estuvo ausente en el encuentro, así como el tema de las víctimas de los atentados y la mejor manera de combatir ese flagelo". Los portavoces israelíes, por su parte, no formularon comentarios específicos sobre el asunto.

Las relaciones entre Argentina e Irán quedaron seriamente deterioradas a raíz del atentado del AMIA y por la desastrosa investigación policial desarrollada durante el mandato de Carlos Menem, calificada por su sucesor, Néstor Kirchner, como una "deshonra nacional". Nuevas investigaciones llevaron a la conclusión de que existían indicios razonables sobre la implicación de la Embajada de Irán, por lo que el Gobierno argentino solicitó a Interpol la detención de varios súbditos iraníes, uno de los cuales ocupa actualmente un importante cargo oficial.

La dura posición formal del Gobierno argentino, que ha acudido incluso a la tribuna de la ONU para denunciar al Gobierno iraní, ha sido compatible, sin embargo, con una evidente flexibilidad en los hechos. Las relaciones diplomáticas entre los dos países no están rotas y las relaciones comerciales se desarrollan con una cierta normalidad, dentro de la discreción. Lo que resulta seguro es que Irán lleva tiempo intentando desarrollar una política de acercamiento a los países latinoamericanos para intentar hacer frente al boicot internacional promovido por EE UU dentro de la ONU como consecuencia de su política nuclear y su negativa a aceptar mayores controles internacionales. Dentro de esa línea, el presidente Ahmadineyad realizó en los tres últimos años varios viajes a la región, especialmente a Venezuela y Brasil, y recibió la visita de varios presidentes latinoamericanos, incluido el boliviano Evo Morales.

Durante meses fue Brasil, bajo el mandato del presidente Lula, el que figuró como el principal valedor de Irán, pero la escasa receptividad iraní ante los deseos de la diplomacia brasileña de adquirir protagonismo como mediador en el conflicto de Medio Oriente y de obtener un papel relevante como interlocutor en la política nuclear, acabo por defraudar a los brasileños. La ocasión para alejarse Teherán y de estrechar los lazos con Washington llegó con el cambio presidencial y la toma de posesión de Dilma Rousseff, bastante más rigurosa en sus tratos con Teherán.

Ha sido en este contexto en el que la noticia de un posible pacto entre Teherán y Buenos Aires para "congelar" su conflicto judicial y acercar posiciones cayó como una pequeña bomba diplomática. El canciller Timerman calificó de "ridícula" la existencia de acuerdos secretos, pero no ocultó que Argentina no tiene intención de participar en un boicot comercial o económico a Irán y que no existe impedimento para mejorar el trafico comercial entre los dos países. Israel, que cuenta con que Argentina tiene la segunda comunidad judía mas importante después de Nueva York, se ha esforzado siempre por mantener buenas relaciones con los Gobiernos Kirchner y ha estado callado ante el reconocimiento del Estado de Palestina, realizado en diciembre pasado. En noviembre de 2009 Simon Peres visitó Buenos Aires y mantuvo una entrevista con la presidenta Cristina Fernández, en la que expresó la creciente preocupación de Israel por la presencia de Irán en América Latina.

El ministro de Exteriores argentino, Héctor Timerman, visita el Museo del Holocausto en Jerusalén el pasado lunes.
El ministro de Exteriores argentino, Héctor Timerman, visita el Museo del Holocausto en Jerusalén el pasado lunes.JIM HOLLANDER (EFE)
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