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EE UU ejecuta a un cubano con barbitúrico para animales

Con la muerte de Manuel Valle, nieto de un español, son cuatro las personas que pierden la vida en 'homicidios legales' ordenados por la justicia norteamericana

Yolanda Monge

La ejecución este miércoles en Florida de Manuel Valle, 61 años, tiene, al menos, tres titulares, además del hecho en sí mismo de la perpetración de otro homicidio legal por parte de uno de los 34 Estados de la Unión (sobre 50) que mantienen viva tan atávica práctica en sus ordenamientos legales.

Primero: A Manuel Valle, preso cubano nieto de un español, se le aplicó un barbitúrico que se utiliza para sacrificar a animales debido a la falta desde hace meses en los corredores de la muerte de Estados Unidos de pentotal sodio, la anestesia que induce el sueño en los reos antes de que el bromuro de pancuronio le paralice todos los músculos -excepto el corazón- y le corte la respiración, y después se le inyecte el cloruro de potasio, que detiene el corazón, provocando, ya sí, la muerte.

Valle se ha convertido en la primera persona ejecutada en Florida a la que se le administra esta sustancia, conocida por el nombre comercial de Nembutal. La compañía que fabrica y exporta el medicamento escribió una carta al Gobernador de Florida, el republicano Rick Scott, para implorarle que no lo utilizara porque el Nembutal no estaba diseñado para asesinar a gente. El portavoz de la empresa dice en su misiva que, de hecho, una ejecución con luz verde de un Estado “contradice todos los principios de Lundbeck –nombre de la compañía- a la hora de hacer negocios, destinados a proveer terapias que mejoren la vida de las personas”.

Segundo: Manuel Valle ha sido el cuarto hombre conducido a morir sobre una camilla por orden de un juez en menos de una semana, tras la polémica ejecución en Georgia de Troy Davis, de raza negra, condenado por matar a un policía, de raza blanca; la de Lawrence Brewer, un miembro del Ku Klux Klan ejecutado en Tejas por matar a un hombre negro; y la de Derrick Mason, ciudadano negro de 37 años ejecutado en Alabama por el asesinato de una empleada, de raza blanca, de un supermercado.

Desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos reinstauró la máxima pena en 1976 tras dos años de moratoria, en los corredores de la muerte del país han muerto por órdenes de los Estados 1.271 personas. Sólo en Florida esperan su turno para morir 398 seres humanos.

Tercero: De nada sirvieron las gestiones, hasta el último minuto, del Gobierno español para evitar la muerte de Valle, de abuelo español, tras pasar 33 años de su vida en el corredor de la muerte de Starke (Florida). Cuando Valle ingresó en esa penitenciaría todavía estaba en uso la silla eléctrica, llamada de forma jocosa por los guardas de prisiones old sparky (vieja chispas) y que provocaba la bajada de intensidad de la luz en todo el penal cada vez que se probaba –para mantenerla en forma- o se usaba para freir a alguien –también argot popular-. Old sparky pasó a la historia en1999 tras una ejecución en la que el reo no murió instantáneamente y llegó incluso a arder.

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“Por cuestiones de principios”, la representación del Gobierno de España en Estados Unidos intercedió a favor de Valle hasta el último minuto que fue posible, hasta que no se pudo hacer más. “Hemos escrito al gobernador de Florida, Rick Scott, para intentar evitar esta ejecución, y aún cuando faltan pocas horas y las respuestas no han sido positivas, no perdemos las esperanzas”, dijo a la agencia AFP Cristina Barrios, cónsul general de España en Miami, cuando todavía Valle estaba con vida. “Tomamos esta causa porque desde nuestra Constitución somos un país que se opone a la pena de muerte”, explicó la diplomática al indicar que habían realizado diversas gestiones sobre el caso en los últimos meses.

Las tres historias anteriores tienen titular propio. Luego está la triste crónica de un ser humano condenado a morir pero que mientras tanto tuvo que esperar 33 años, sentir que tenía esperanzas de revertir su sentencia en cinco ocasiones en apelaciones de último minuto para finalmente encontrar la muerte el pasado día 28.

El proceso comenzó a las 18.56 hora de Florida y concluyó a las 19.14. A las 19.04, un guarda le golpeó varias veces en el hombro para ver si se movía tras haberle aplicado los tres barbitúricos. No hubo respuesta. A las 19.13 entró en la sala de la muerte el médico que certificó su deceso.

Nada más empezar el ritual de la muerte se descorrió la cortina que impedía ver el cuerpo de Valle a los testigos que iban a presenciar en directo la ejecución. El cuerpo del reo que en breve sería cadáver estaba tapado con una sábana; sus brazos amarrados a la camilla. Según la prensa que asistió a la ejecución, Valle parecía “calmado”. Cuando se le administró la primera inyección del total de tres que componen el cóctel mortal, Valle intentó levantar las piernas, pero sólo lo logró a medias ya que se encontraba atado. A la vez, el preso giró la cabeza para buscar la mirada del jefe de los guardas y dijo algo que no pudo ser oído por los testigos. Entonces su boca se movió en lo que parecía un bostezo, echo la cabeza hacia atrás y cerró los ojos mientras movía los labios como si estuviera resoplando. Luego todo acabó.

 

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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