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Leymah Gbowee: sin paz no hay sexo

La activista lideró a las mujeres de su país para presionar a sus maridos a poner fin a la guerra civil

La activista liberiana Leymah Gbowee, en 2009.
La activista liberiana Leymah Gbowee, en 2009.ADAM HUNGER (REUTERS)

Como Martin Luther King, la lucha de Leymah Gbowee comenzó con un sueño. En 2002, tras 13 años de una sangrienta guerra civil que se había cobrado más de 150.000 vidas, Gbowee soñó que encabezaba una reunión en una iglesia y que comenzaría a pelear por la paz en su país. Se despertó y lo hizo. La trabajadora social liberiana y entonces madre de tres hijos (ahora tiene seis) reunió a un grupo de mujeres en un mercado y, acompañada por otra mujer, la musulmana Asatu Bah-Kenneth (Gbowee es cristiana) comenzó un movimiento que desembocó en la paz definitiva en Liberia y con la histórica elección de la primera presidenta africana, Ellen Johnson Sirleaf.

Al principio eran decenas, al final eran miles. Las mujeres se reunían en el mercado porque era el sitio donde las tropas del entonces presidente Charles Taylor reclutaba niños para llevarlos al frente en camiones que partían llenos y volvían vacíos. Así nació el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia. Primero les dijeron que se fueran a su casa. No lo hicieron y, por el contrario, aumentaron las medidas. Marcharon en silencio, amenazaron con maldecir a los que contribuyeran a la guerra y se pusieron en huelga marital. Es decir: se negaron a mantener relaciones sexuales con sus maridos. “Alguien tenía que decir: ‘¡Basta!’. [A los hombres] solo dijimos ‘no más sexo’. Estábamos hartas”, recuerda en una entrevista concedida al programa estadounidense The Colbert Report en 2009.

Cuando los hombres amenazaron con romper el diálogo, las mujeres los encerraron hasta que llegaran un acuerdo

Tras meses de presión, las mujeres consiguieron una reunión con Taylor, y le obligaron a prometer que establecería un diálogo de paz con los grupos rebeldes en Ghana. Gbowee encabezó una delegación hacia Acra para supervisar el proceso. Cuando las partes estaban por romper el diálogo, tras seis semanas de conversaciones, las mujeres colocaron barricadas en cada uno de los accesos al salón donde las partes se reunían y encerraron a los hombres. Solo les permitirían salir si firmaban un acuerdo que pusiera fin a la guerra. Sus acciones trajeron la paz a su país y facilitaron el camino para la elección de la primera presidenta africana: la también ganadora del Premio Nobel de la Paz 2011,

A raíz del movimiento, las mujeres liberianas han asumido un papel de mediadoras, reuniéndose regularmente para compartir información sobre los problemas de sus comunidades. Las reuniones congregan hasta a 200 personas y se han convertido en un importante agente social en su país. Denuncian violaciones, resuelven conflictos étnicos y religiosos, ayudan a la policía para capturar a sospechosos de crímenes de género (y se aseguran que sean juzgados) y han emprendido programas para la alfabetización de su pueblo. ¿Cuál es el motor? “Nos merecemos tener un futuro. Yo quiero uno, ¡tengo hijos!”, afirmó en la citada entrevista.

Su historia inspiró el documental 'Pray the Devil back to hell'. estrenado en 2008
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El tesón de Gbowee y el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia ha inspirado movimientos similares en Costa de Marfil y Nigeria, además del documental Pray the Devil back to hell (Reza para que el diablo vuelva al infierno), estrenado en el Festival de Cine de Tribeca (Nueva York) en 2008. “Hemos avanzado en nuestras metas pero los liberianos saben que, si las cosas vuelven a empeorar, volveremos”, dice en el documental.

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