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De Mama Sirleaf a Mama África

La primera mujer en alcanzar la presidencia en el continente

Ramón Lobo
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, en la Asamblea General de la ONU el pasado 24 de septiembre.
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, en la Asamblea General de la ONU el pasado 24 de septiembre.MICHAEL REYNOLDS (EFE)

Ellen Johnson Sirleaf, de 72 años, fue la primera mujer en alcanzar la presidencia en un país africano. Heredó una Liberia destrozada por una guerra civil larga y especialmente cruel que destruyó la economía, el tejido social y el futuro de una generación de jóvenes (más de 20.000 guerrilleros desmovilizados) a los que el conflicto les robó la infancia y la educación.

El trabajo de Ellen Johnson ha sido impulsar la reconciliación, sentar las bases de un país en paz, recuperar la autoridad de los ancianos, de la ley y dejar atrás personajes tan siniestros como Charles Taylor, exguerrillero y expresidente liberiano juzgado en La Haya por sus crímenes en la vecina Sierra Leona.

No ha habido milagros, ni los habrá, pero en estos años el país de Ellen Johnson ha recuperado la autoestima, el orgullo de ser liberiano, el derecho a un futuro mejor.

Mitad Mama Sirleaf, como la llaman en la calle, mitad Dama de Hierro como la llaman sus ayudantes y sus enemigos, la presidenta prometió en una entrevista con El País en 2005 ser una implacable “dama de hierro contra la corrupción”, uno de los cánceres de África. Cumplió no cayendo en ella, pero el problema del dinero fácil y sucio, de los atajos, de los sinvergüenzas, supera al esfuerzo de una persona.

Johnson tiene una mirada firme y directa, capaz de imponerse sin elevar la voz. La imagen de una mujer al mando en África fue muy importante para millones de mujeres africanas que son el sostén de sus familias. Y más ahora con el premio nobel de la Paz.

Con formación de economista, trabajó durante años en organismos internacionales en los que se labró fama de eficaz y honesta.

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En aquella entrevista dijo que su presidencia daba visibilidad a las mujeres, que permitía impulsar un cambio de imagen. “El potencial está allí para llegar a lo más alto. Y lo mismo sucede en el resto de África. Nosotras llevamos el peso del nacimiento de la sociedad, cuidamos de los niños, buscamos agua, como usted dice, y vamos al mercado... Pero a pesar de todos los problemas, las mujeres africanas hemos conseguido un gran progreso profesional en los últimos 20 años, hemos avanzado más que las mujeres de otras partes del mundo”.

Cuando Mama Sirleaf llegó a la presidencia en 2005 había 20 médicos en todo el país

Ser presidenta de Liberia no es fácil, ni cumplir la promesa de escolarizar en cinco o 10 años a todos los niños en medio de una crisis mundial devora empleos, donaciones y ayudas. Es difícil escolarizar si los maestros cobran un salario mensual de 20 dólares.

Cuando Mama Sirleaf llegó a la presidencia en 2005 había 20 médicos en todo el país. En medio de esta recesión, Libera ha tenido que dar cobijo a sus 800.000 desplazados y refugiados por la guerra (en un país de casi cuatro millones de habitantes).

Han pasado los años, llegaron los problemas, las crisis, los fracasos y los errores, pero su imagen de Mama África sigue intacta. No es un premio nobel en falso, como otros en el pasado; este es un premio para millones de mujeres del Tercer Mundo que luchan cada día por sobrevivir, por salvar a sus hijos de enfermedades, hambre y guerras; por mantener la esperanza de que al día siguiente habrá una nueva oportunidad de vivir, de ser feliz.

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