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COMPLOT IRANÍ PARA ASESINAR AL EMBAJADOR SAUDÍ

Obama atribuye al Gobierno iraní la responsabilidad del atentado frustrado

El presidente ha insistido en que EE UU dispone de pruebas convincentes sobre la vinculación de los autores de la preparación de los atentados en Washington con el régimen islámico No se descarta "ninguna opción" como respuesta

Antonio Caño

Barack Obama ha atribuido a "los más altos niveles" del Gobierno de Irán la responsabilidad del presunto complot terrorista abortado por la seguridad norteamericana. El presidente ha insistido en que Estados Unidos dispone de pruebas convincentes sobre la vinculación de los autores materiales de la preparación de los atentados con el régimen islámico, y aseguró que su Administración intentará que Irán responda por lo ocurrido, "sin renunciar a ninguna opción".

"Sabemos que esta trama había establecido lazos, estaba pagada y apoyada por individuos en el Gobierno iraní", ha afirmado Obama en su primera declaración personal sobre este asunto. Preguntado en una conferencia de prensa si disponía de información precisa sobre la vinculación de las más altas autoridades iraníes, el presidente norteamericano se ha remitido a la investigación en marcha, pero advirtió que "incluso si en los más altos niveles no existía conocimiento (de estos planes), son responsables de la actividad de todo su Gobierno".

Obama no ha precisado qué tipo de medidas tomará contra Irán. El presidente ha repetido las declaraciones hechas el día antes por otros funcionarios de su Administración sobre la necesidad de crear un fuerte consenso internacional para aislar completamente a Irán, y ha añadido que, aunque en estos momentos se está trabajando en la imposición de "las más duras sanciones", no se han descartado otras alternativas. No ha mencionado expresamente la posibilidad de represalias militares.

Obama ha tratado de responder también a algunas dudas sobre las circunstancias reveladas en relación con el complot, cuyo principal objetivo era, aparentemente, el asesinato del embajador de Arabia Saudí en Washington. "No hubiéramos iniciado esta causa sin un conocimiento exacto de los elementos puestos en la acusación", ha manifestado.

Ha informado de que EE UU está poniendo en conocimiento de sus principales aliados los detalles de la investigación y expresado su convencimiento de que, una vez que se suministren los datos, "no va a haber ninguna disputa sobre lo que pasó". El Gobierno norteamericano necesita un fuerte respaldo internacional si quiere, como parecen sugerir las declaraciones de sus portavoces, que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe nuevas medidas de castigo contra Irán.

Hasta ahora, el caso, tal como lo ha presentado públicamente el Departamento de Justicia, deja una serie de lagunas e incógnitas que podrían llegar a restarle credibilidad. En el plano general, la primera duda es la de por qué un Gobierno con larga trayectoria de hostilidad hacia EE UU, dejó un plan tan ambicioso en manos de un individuo como Mansour Arbabsiar, el único detenido, a quien el diario The New York Times describía ayer como un personaje conocido por su agresividad, pero también por su torpeza e inexperiencia. Una prueba del amateurismo de Arbabsiar es que habló del plan terrorista con su cuñado en la Fuerza Qods a través de una línea de teléfono común, que ya estaba interceptada por el FBI. Sus conexiones con México también dejan muchos puntos oscuros.

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