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Editorial

1.001 dramas

La liberación del israelí Shalit es una buena noticia; la de los centenares de palestinos canjeados, también

El Gobierno de Netanyahu ha alcanzado un acuerdo con la dirección de Hamás para canjear al soldado Gilad Shalit, capturado en la frontera con Gaza, por un millar de presos palestinos. Que un joven israelí que no ha cumplido la treintena recupere la libertad es una noticia reconfortante; tan reconfortante como que la hayan recuperado también ese millar de presos en poder de Israel. Algunos miembros del Gobierno de Netanyahu votaron en contra del acuerdo por el temor a estos paralelismos, entre otras razones. Estimaban que el soldado Shalit era víctima de un secuestro mientras que los más de 6.000 prisioneros palestinos en las cárceles israelíes son terroristas cumpliendo una condena.

La singularidad del drama del soldado Shalit, finalmente resuelto por el acuerdo entre el Gobierno de Netanyahu y Hamás, no debería servir para que se pierda de vista el drama de los palestinos presos en cárceles israelíes. La condición de terroristas puede serles asignada, no ya por haber cometido un crimen, sino por el simple hecho de manifestarse contra una ocupación ilegal que dura desde 1967, y con independencia de que se trate de personas que hayan cumplido o no la edad legal para ser perseguidos penalmente. Los niños palestinos encarcelados en Israel se cuentan por decenas, y por centenares los presos a la espera de juicio durante años. Los presos originarios de Gaza no han tenido derecho a visitas familiares desde la misma fecha en la que el soldado Shalit fue capturado.

Netanyahu accedió al Gobierno con la promesa de que liberaría el soldado Shalit. Seguramente, en sus planes originarios se trataba de hacerlo mediante algún género de operación que se lo arrebatase a Hamás. La necesidad de un triunfo que justifique una gestión del Gobierno cada vez más contestada dentro de Israel ha podido estar detrás del acuerdo alcanzado mediante negociación. Pero, además, resulta llamativo que Netanyahu haya realizado una importante concesión a Hamás en el mismo momento en que está tratando de convencer al mundo para que se rechace el ingreso de Palestina como Estado en Naciones Unidas, una iniciativa liderada por Mahmud Abbas. Cualquiera que sea el mensaje político del paso dado por Netanyahu, el trato dispensado a los presos palestinos beneficiados por el canje difiere poco del que se reserva a los rehenes. Incluido el trato de Hamás al soldado Shalit.

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