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Sin noticias del petróleo libio

Los expertos creen que llevará años recuperar los niveles de producción previos a la guerra civil

Alicia González
Imagen de archivo de un combatiente de los rebeldes libios vigilando una refinería de Brega.
Imagen de archivo de un combatiente de los rebeldes libios vigilando una refinería de Brega.EDU BAYER

“La muerte del depuesto líder libio Muamar el Gadafi se verá como un desarrollo positivo para la seguridad de Libia y las perspectivas de producción [petrolera]. Mientras Gadafi evitaba ser capturado, se temía que Libia pudiera enfrentarse a un periodo prolongado de insurgencia por los leales al régimen, similar al que vivió Irak”. Así de contundentes se mostraban Helima Croft y Amrita Sen, de Barclays Capital, en una nota a clientes tras conocerse este jueves la muerte del líder Libio. Poco después de difundirse la noticia, las calculadoras se ponían en marcha pero la cotización del barril de tipo Brent, el de referencia para Europa, apenas variaba su cotización, por encima de los 108 dólares.

Desde finales de verano, con los ecos de los disparos aún resonando en Trípoli, empresas y analistas se han esforzado al máximo por conocer la situación real de las instalaciones petroleras libias para hacer, así, un cálculo lo más aproximado posible de cuándo podrían volver a bombear el valioso oro negro. Algunos, como la petrolera italiana Eni -el mayor inversor extranjero en el país-, han sostenido que es posible retomar un nivel aceptable de negocio antes de finales de año, y ya se han comprometido con las nuevas autoridades del país a garantizar el suministro de gas y gasolina. Otros son menos optimistas. Los analistas de Citigroup y JP Morgan creen que habrá que esperar a diciembre de 2012 para que los campos funcionen a pleno rendimiento, mientras que ya antes los expertos de Barclays Capital advertían de que sería necesario establecer los mimbres mínimos de un Estado libio organizado antes de poder pensar en la plena producción del sector petrolero. “La muerte de Gadafi cambia muy poco las dinámicas subyacentes del escenario petrolero”, han asegurado este jueves. Pero todos han hecho y hacen, como en el cuento de la lechera, sus propias estimaciones de negocio y de las vacantes que quedarán supuestamente libres en la explotación de pozos. Se da por hecho que las empresas de los países más afines al régimen de Muamar el Gadafi, sobre todo Rusia, China y Brasil, no tendrán cabida en la nueva Libia. Al menos no de forma inicial e inmediata.

Empresas y analistas se esfuerzan al máximo por conocer la situación real de las instalaciones petroleras libias

Un claro precedente de la situación libia es la recuperación petrolera de Irak tras la invasión de Estados Unidos en 2003. Según Helima Croft, la producción iraquí no se estabilizó hasta 2007, después de un periodo de fuertes fluctuaciones en la producción y un ritmo muy gradual de vuelta al rendimiento de los campos. Las compañías extranjeras no volvieron al país hasta 2009 y no fue hasta ocho años después de la invasión cuando la producción petrolera de Irak logró retomar los niveles previos a aquel conflicto.

Si la historia sirve de guía, algo parecido ha sucedido en otros conflictos. En el caso de la caída de la Unión Soviética y su impacto sobre la producción petrolera rusa, la vuelta al ritmo habitual de bombeo de crudo no se produjo hasta una década después, y en el caso de Irán y la crisis de la década de los setenta, hoy por hoy todavía no han recuperado los niveles previos a la revolución islámica. Eso no significa que Libia vaya a seguir un patrón similar. "No es un caso tan extremo como Irán, Rusia o Irak, pero no va a ser fácil", ha asegurado en declaraciones a Bloomberg Peter Hutton, analista de RBC Capital Markets.

Conscientes de que el futuro económico del país depende casi en exclusiva de la reanudación de la producción petrolera, los insurgentes se han comprometido a reanudar el bombeo de Zawiya, cerca de Trípoli, con la mayor brevedad posible. Se trata de la segunda mayor refinería del país, cuya infraestructura se libró más o menos de los combates y la única de las cinco que siguió, aunque de forma parcial, en funcionamiento después del cierre de todas las demás en junio pasado hasta su toma por los insurgentes el 19 de agosto.

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Pero no se puede decir lo mismo del resto de las instalaciones, especialmente de los campos e infraestructuras situados más al este del país, como Sarir, Waha, el puerto de Es Sider o la terminal de Brega. Los expertos calculan que esas reparaciones pueden llevar más de un año, lo que retrasará su puesta en marcha. Los más optimistas creen que Libia podría estar produciendo unos 450.000 barriles diarios a finales de año, frente a los 1,6 millones de barriles que bombeaba cada día antes de que estallara el conflicto. Libia es el país con mayores reservas probadas de petróleo de toda África, con 42.000 millones de barriles, según datos oficiales, 1,3 billones de metros cúbicos de gas.

Esas dificultades explican que el alborozo inicial con que los mercados recibieron la aproximación a Trípoli de las tropas insurgentes se diluyera en pocos días y el barril de crudo Brent haya terminado la semana finalmente al alza. Las últimas rebajas en las previsiones del precio del crudo se han hecho como consecuencia del frenazo que experimenta la recuperación económica entre los países desarrollados, y no porque los analistas confíen en una avalancha de petróleo libio.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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