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Wall Street pide soluciones a Europa

Si la economía del Viejo Continente no sale a flote se frenará el crecimiento de EE UU Las inversiones europeas se traducen en 3,6 millones de empleos estadounidenses

Un operador en la Bolsa de Nueva York.
Un operador en la Bolsa de Nueva York.RICHARD DREW (AP)

El sistema financiero global funciona en dos direcciones. El colapso de Lehman Brothers hace tres años desencadenó la mayor ola de pánico en décadas y arrastró a la economía global en la recesión. Los problemas que afronta ahora Europa podrían provocar algo similar si no se resuelven pronto y llevar al traste la lenta recuperación de la última crisis en EE UU.

Esa es la lectura que se hace en Wall Street y en Washington de las noticias que llegan de su gran socio comercial y aliado. Eventos que se siguen con “preocupación” y, sobretodo, con "frustración", como dijo a comienzos de mes el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. El jefe del banco central fue rotundo: EE UU no escapará de las consecuencias de un reventón.

La crisis fiscal de Europa se ve, de momento, como el "mayor riesgo" para la recuperación, en palabras del jefe de la autoridad monetaria. Y eso le obligó a recortar un punto sus previsiones de crecimiento (1,65% para 2011) y elevar las de paro (9,1%). A renglón seguido, dejó claro que hará “lo que sea necesario” para proteger la economía y el empleo “si las cosas empeoran”.

EE UU y Europa son de lejos los mayores socios, con unos intercambios en comercio, inversiones y ventas a través de filiales que superan los 4,3 billones de dólares, según la Cámara de Comercio. El efecto más inmediato de la crisis, por tanto, es una pérdida de la confianza del inversor y, por extensión, de las empresas que operan en las dos orillas del Atlántico.

Fitch rebaja la perspectiva de la nota de EE UU de la triple A de estable a negativa por el elevado déficit público

Peter Rashish, vicepresidente responsable del departamento para Europa, dijo por eso hace un mes ante el Capitolio que la economía de EE UU está “íntimamente entrelazada a la suerte de la Unión Europeay de la zona euro”. Y puso como ejemplo los 3,6 millones de empleos que apoyan las inversiones europeas en EE UU. Medio millón solo en Nueva York y California.

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El 14% de los ingresos de las 500 mayores empresas de EE UU se generan en Europa. El Bureau of Economic Analysis estima que Europa compra un 22% de las exportaciones estadounidenses. El debilitamiento del euro las encarece y el tráfico caería si Europa sufre una recesión severa. Si la contracción es global, EE UU se verá afectado además por vía de otros países.

“Por este alto nivel de integración, o nadamos juntos o nos hundimos juntos”, remachó Rashish. Bernanke, sin embargo,también dijo en su última intervención ante el Congreso de EE UU que es difícil predecir aún el impacto de la crisis. Goldman Sachs, por el contrario, calcula que la desaceleración en Europa puede comerse un punto del crecimiento en EEUU.

El gran punto de incertidumbre está en las finanzas. Y ahí la crisis del euro se cobró ya una víctima, lo que dio más visibilidad al problema. MF Global, la firma de corretaje bajo la batuta del exgobernador demócrata Jon Corzine, se declaró en suspensión de pagos hace un mes, incapaz de soportar las pérdidas en bonos de países como España, Italia,Grecia y Portugal.

Es una firma pequeña, comparada con Goldman Sachs, Morgan Stanley, Citigroup o JP Morgan. El impacto en estos gigantes se considera, de momento, limitado. Pero el contagio es posible si la crisis se extiende de la periferia al corazón del euro, donde están más expuestos. Se desconoce con detalle la exposición de estos bancos a países como Alemania o Francia.

El miedo al colapso de un país de la zona euro y, como consecuencia, de sus bancos reduce los préstamos y seca la liquidez en el mercado, porque hay desconfianza plena hacia quién va a pagarlas deudas. Los datos de la Fed ya muestran que las entidades están dando un “apretón” a las condiciones bajo las que prestan dinero empresas expuestas a Europa.

“Aquí somos transeúntes inocentes”, insiste Bernanke. Las discusiones de la Fed y del Tesoro con sus socios son “constantes”. “Unas veces nos escuchan, otras no”, admitió en rueda de prensa tras la última reunión de la Fed. La semana pasada anunció que en enero someterá a sus seis grandes bancos a pruebas de resistencia que reflejen una crisis severa en Europa.

Es otra muestra clara de que EE UU está preocupado. Y en tiempos de incertidumbre y de miedos, se hace más necesaria la transparencia para dar certitud a los inversores y los mercados. Las agencias de calificación Fitch y Moody´s ya dijeron semanas atrás que los riesgo crecen y si la crisis no se resuelve rápido y de forma ordenada, tendrán que revisarla nota a los grandes bancos.

Pero EE UU, como Europa, también tiene un serio problema con sus finanzas públicas que, combinado con el circo político en Washington, llevó ayer a la agencia de calificación Fitch a rebajar la perspectiva de la nota de la triple A de estable a negativa por el elevado déficit público y la falta de acuerdo político para tomar medias que lo reduzcan.

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