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El hundimiento de la economía pone a la defensiva al Gobierno británico

La deuda se dispara y la previsión de crecimiento cae al 0,9% este año

David Cameron, durante una visita a una fábrica la semana pasada.
David Cameron, durante una visita a una fábrica la semana pasada. POOL (REUTERS)

La crisis económica ha entrado en tromba en la política británica. Justo 24 horas antes de que el sector público protagonice hoy la que puede ser la peor huelga desde los años ochenta, el canciller del Exchequer, George Osborne, se vio obligado el martes a admitir en los Comunes que la economía crece muchísimo menos de lo que esperaba hace tan solo seis meses, el ajuste se ha de prolongar tres años más de lo previsto, el endeudamiento público crecerá 110.000 millones de libras (128.000 millones de euros) más de lo calculado por el Gobierno y el sector público va a seguir perdiendo poder adquisitivo al ver limitado al 1% el crecimiento de sus salarios tras dos años de congelación en 2011 y 2012, con la inflación ahora mismo al 5%.

Un Osborne a la defensiva tuvo que admitir en los Comunes que “si el resto de Europa se encamina a una recesión, puede ser difícil evitarla aquí en Reino Unido”. La OCDE pronosticó ayer que la economía británica se contraerá un 0,03% este trimestre y un 0,15% el próximo. Es más un encefalograma plano que una recesión, pero indicio de que el país vuelve a estar en el agujero.

Ese cúmulo de malas noticias para el Gobierno ha reabierto con virulencia el debate político que ya dominó las elecciones generales de 2010, en las que los británicos echaron del poder al laborismo para instalar una coalición de conservadores y liberales demócratas liderada por David Cameron: ¿necesitaba el país el ajuste inmediato que quería y ha hecho el nuevo Gobierno o un año más de estímulos para consolidar la recuperación, como preconizaban los laboristas?

Osborne dijo ayer que el país tendría aún peores cuentas públicas con la receta laborista. Estos sostienen que las cuentas estarían como están ahora, pero la economía no se habría hundido de nuevo.

El problema para Osborne es que sus planes de que el sector privado tomaría el relevo del crecimiento mientras el sector público saneaba sus cuentas no se han visto cumplidos. El Gobierno sostiene que eso se debe a la crisis en la zona euro. Los laboristas responden que el euro influye pero que el enfriamiento británico es anterior a esa crisis y es consecuencia del ajuste. Un debate sin fin.

El Gobierno sostiene que a favor de Osborne está la reacción del mercado. A pesar de la cascada de malas noticias, el bono británico a 10 años se pagaba ayer más barato que el alemán. Pero a juicio de David Blanchflower, miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra entre 2006 y 2009, “la afirmación del Gobierno de que ha convertido al Reino Unido en un refugio relativamente seguro de la tormenta de la deuda soberana no tiene fundamento”. “El interés de los bonos de Reino Unido es tan bajo porque el crecimiento es tan ínfimo que los mercados no creen que el comité de política monetaria sea capaz de subir los tipos de interés durante años y porque tenemos nuestro propio banco central, que puede empezar a imprimir dinero”, escribe en The Guardian.

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Y expertos como Jonathan Portes, director del prestigioso Instituto Nacional de Investigación Ecomómica y Social, opinan que el hecho de que las cuentas públicas se hayan deteriorado de forma tan espectacular sin que haya una tormenta en los mercados lo que realmente prueba es que era “un mito” la tesis de que el ajuste era imprescindible para evitar el pánico en los mercados de bonos. "Si los que pronosticaban el desastre hubieran tenido razón, los mercados estarían ahora en estado de pánico. En cambio, los intereses a largo plazo siguen estando muy bajos, reflejando la debilidad económica subrayada por el informe de la Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria”, escribe en el Financial Times.

La oficina ha pronosticado un crecimiento del 0,9% este año y del 0,7% en 2012, en lugar del 1,7% y el 2,5% que vaticinaba hace tan solo seis meses. También pronostica el citado aumento de 110.000 millones en el endeudamiento, que significa que el país aún tendrá que endeudarse en 79.000 millones de libras (92.500 millones de euros) en 2015, el año de las próximas elecciones generales, en lugar de los 33.000 millones (38.600 millones de euros) que esperaba la coalición de conservadores y liberales demócratas.

Según las estimaciones del Instituto de Estudios Fiscales, que se ha convertido en los últimos años en la fuente de referencia nacional a la hora de interpretar las grandes cifras de la economía británica, la recaída obligará al Gobierno a seguir recortando el presupuesto en los próximos años, empobreciendo a los británicos.

“La economía será en 2016 un 13% más pequeña de lo que esperábamos hace un par de años y más de un 3% menor de lo que pensábamos hace seis meses. Es un cambio extraordinario respecto de lo que se esperaba”, declaró el director del Instituto de Estudios Fiscales, Paul Johnson, a la BBC. “Y una de las consecuencias de eso, y así lo indican las cifras de la Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria, son recortes reales en los ingresos reales de los ciudadanos. Es decir, la gente va a ser mucho más pobre. Y no volverá hasta 2015 a tener los niveles de vida que tenía en 2001”, añadió. Las elecciones de 2015 empiezan a parecer muy abiertas.

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