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Portugal desvela sus recortes

Ir a urgencias costará 20 euros a partir de enero en Portugal. El Gobierno portugués sube las tarifas sanitarias y reduce los días de subsidio por desempleo, entre otras medidas de recorte

Antonio Jiménez Barca
El secretario de Estado adjunto al primer ministro portugués, Carlos Moedas
El secretario de Estado adjunto al primer ministro portugués, Carlos MoedasEFE

El periódico Negocios, con una ironía muy portuguesa, titula hoy así su artículo de portada: “Conozca todos los regalos navideños de la troika”. Así es, en efecto. El diario económico -junto con toda la prensa portuguesa- analiza las recomendaciones presupuestarias (todas restrictivas) de los miembros del BCE, FMI y UE que ayer se hicieron públicas en Portugal a fin de cumplir los objetivos de déficit y estar en condiciones de restituir en forma el préstamo de 78.000 millones de euros acordado en mayo por estas instituciones. Además, y paralelamente, los portugueses van descubriendo, según se acerca el temible año nuevo, los recortes que su propio Gobierno va a hacer efectivos a partir de 2012.

Hoy toca sanidad. Ir a un pediatra de urgencias, por ejemplo, que ahora ya cuesta 9,6 euros, va a valer, a partir del 1 de enero, 20 euros. Una urgencia básica -sin especialidad- que ahora sale por 8,6 euros, costará 15. Una consulta médica normal, que ahora cuesta 2,25 euros, pasará a costar 5. La atención de un enfermero para una cura simple, hoy gratis, pasará a costar cuatro euros.

Quedarán excluidos de pagar, entre otras personas, quienes cobren alrededor de 600 euros, las mujeres embarazadas o los pacientes crónicos (en las consultas relativas a su dolencia, no en las demás). El que no acepte se arriesga a una multa no inferior a 50 euros. Además, en la ley que regulará el abono de estas tarifas se especifica que, a partir de enero, todo enfermo que acuda a un hospital o un ambulatorio público portugués deberá pagar por adelantado, esto es, a la hora de ingresar en el centro, y no después, como ahora. Para ello, se recomienda que estos centros de salud cuenten con cajeros para sacar dinero y con medios suficientes para que “se pueda utilizar la tarjeta”.

La atención de un enfermero para una cura simple, hoy gratis, pasará a costar cuatro euros.

Con estas tarifas, el Gobierno portugués aspira a recaudar 100 millones de euros en el próximo año. No le basta esta cifra a la insaciable troika, que en su memorándum recomienda extraer de este tipo de tasas 150 millones de euros. Es decir, según los especialistas del BCE, la UE y el FMI, Portugal debe subir aún más estas tarifas. El Gobierno ha asegurado que negociará este aspecto. Pero advierte que si deja de recortar por un lado, lo deberá hacer por otro. Da la impresión de que la manta no alcanza para tapar todas las manchas del colchón y de que si se estira por una esquina de la cama se queda corta por otra.

Reducción de las indemnizaciones

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El Gobierno ha anunciado también recientemente que disminuirá por ley, para hacer caso a las recomendaciones de la omnipresente troika, las indemnizaciones por despido. Pasarán de 30 días por año a una cifra que no será mayor de 12 y que, posiblemente, se quede en ocho. La medida se llevará a cabo a mediados del año que viene. Según el Gobierno (y la troika) de esta manera, la indemnización se igualará a la media europea.

Expertos y sindicatos recuerdan que el sueldo en Portugal es más bajo que en Europa y que esos países europeos que tienen una indemnización de diez días por año trabajado poseen, en compensación, un sistema de protección social del que Portugal se deshace día a día.

João Proença, secretario general de uno de los principales sindicatos portugueses, UGT, resumió, simplemente: “Esto es un fraude”. Y prometió contestación en la calle. El paro es creciente. Ahora ronda el 12,9% pero el año que viene, según la OCDE alcanzará el 13,8%.

Los sindicatos anuncian protestas en la calle contra los recortes

Con todo, tampoco esto calma el apetito insaciable de la troika, que pide, además, una reducción del número de funcionarios. Ahora hay unos 500.000. En 2014 deben ser 30.000 menos. En principio, la manera de adelgazar las distintas administraciones públicas portuguesas será la jubilación y la no contratación de nuevos empleados. Pero el Gobierno añade, según explica hoy Diário de Notícias que “no va a prescindir de ningún método” para alcanzar la cifra prometida, incluido el despido.

Además, el Ministerio de Economía portugués ya trabaja en una nueva regulación laboral quefacilitará el despido en una coyuntura económica ya de por sí catastrofista, con empresas que cierran día a día, con un consumo raquítico y una recesión de la que no se ve el final.

Navidades magras

Mientras, los portugueses se resignan a pasar unas navidades magras, sin la mitad de la paga extra (ya recortada), con la certeza y la experiencia de que cada mes que pasa la vida es peor y más difícil. El primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, que esta semana cumple sus primeros seis meses en el cargo, ha llevado a cabo en los últimos días un auténtico maratón televisivo (cuatro entrevistas en 20 días) a fin de explicar y justificar las medidas que, según él, se ve obligado a acometer para no perder (aún más) la fe de los mercados y para que, en 2013, puedan comenzar a llegar, según sus previsiones, las primeras buenas noticias.

En una de estas entrevistas, el primer ministro acabó por recomendar a los profesores “excedentes” con que cuenta el país, en un consejo desmoralizador y revelador, que se busquen empleo en otro sitio. En otras palabras: que emigren.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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