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"¡Papá Noel quiere la caída del régimen sirio!"

Grupos de cristianos celebraron la fiesta en la calle junto con los musulmanes

El patriarca Ignatius IV Hazim de Antioquía pidió al sábado a los cristianos de Siria (cerca del 10% de la población) que restringiesen las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. En los barrios mayoritariamente cristianos de las grandes ciudades no había este año ninguna iluminación especial y solo en algunas tiendas en los escaparates se podía ver alguna decoración navideña.

La guerra civil larvada que vive el país aconseja ser prudente. El régimen del presidente Bachar el Asad sostiene que los rebeldes fomentan los crímenes sectarios, interconfesionales.

En algunos lugares la población intentó, sin embargo, demostrar lo contrario. En Daael, por ejemplo, una ciudad de 40.000 habitantes al sur de Damasco, parte de la población se echó a la calle en Nochebuena alrededor de un árbol de Navidad al que se abrazaba un hombre disfrazado de Papá Noel. Gritaban: “Nuestra revolución es pacífica de musulmanes y cristianos”.

Tras el acto los jóvenes que animan la página de Daael en Facebook escribieron: “En medio de la alegría y de la fraternidad, y pese a la fuerte lluvia, se repartieron regalos a los niños y se compartió la alegría por el nacimiento de Jesús, que el verdugo y tirano de Bachar el Asad quiere robar”. “¡Que Dios bendiga a Siria y el pluralismo sirio!”. Ayer los jóvenes de Daael volvieron a tomar la calle y llevaban un cartel en el que se podía leer: “Papá Noel quiere la caída del régimen”.

Algunos cristianos de Homs (820.000 habitantes), la ciudad más castigada por el régimen, que disponen de medios de transporte, han huido estos días hacia el valle de Nazaret, la cuna del milenario cristianismo sirio, Asistieron a la Misa del Gallo en el convento de San Jorge de Michyata.

Uno de los fieles, ingeniero de profesión, contaba a un periodista de la agencia AFP que llevaba tres meses sin acudir al almacén que poseía en el barrio de Bab Amro, hasta el martes por la noche sitiado y bombardeado por el Ejército.

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“La última vez que estuve allí dentro”, recordaba, “un hombre armado me pidió mi carnet de identidad y cuando vio mi nombre [cristiano] juró que tenía suerte”. “Si hubieses sido alauí te habría cortado el cuello”, le dijo. La minoría confesional alauí, a la que pertenece El Asad, ostenta el poder.

Pese a todo, en el barrio de Wadi Arab, en el que viven buena parte de los cristianos de Homs, se celebró en Navidad una pequeña fiesta en una calle angosta reguardada de los francotiradores. Varios de los participantes aparecen en un vídeo disfrazados de Papa Noel o, al menos, con un gorro rojo.

La mayoría de los eslóganes que allí se corearon pedían a la muchedumbre que saludara a los manifestantes de otros barrios empezando por el de Bab Amro, el más machado por los carros de combate, al de Bab Dreb, otro que también recibió su ración de proyectiles, etcétera

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