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Detenido el exjefe del Estado Mayor turco por supuestas webs críticas

El general Ilker Basbug, que se retiró en 2010, es el militar de más alto rango arrestado hasta ahora

El general Basbug y el primer ministro turco Erdogan, en agosto de 2010.
El general Basbug y el primer ministro turco Erdogan, en agosto de 2010. ADEM ALTAN (AFP)

La fiscalía turca ha puesto entre rejas a uno de los últimos representantes de las antaño todopoderosas Fuerzas Armadas de Turquía. El general Ilker Basbug, exjefe del Estado Mayor, ha sido detenido la madrugada del viernes acusado de formar parte de un complot militar que buscaba derrocar el Gobierno del Recep Tayyip Erdogan. La supuesta intentona golpista consistía en una campaña en Internet con más de 42 webs dedicadas a desacreditar al Ejecutivo islamista moderado del partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), en el poder desde 2002.

La detención llegó tras varias horas de interrogatorios en las que el general retirado mantuvo su inocencia. Basbug defendió que fue él quien ordenó el cierre de las webs y no quien las creó, como alega la fiscalía. “Acusar al jefe del Estado Mayor de formar un grupo terrorista es el mayor castigo que podían darme”, aseguró Basbug, que defendió su labor al servicio del Estado turco.

Entre 2008 y 2010, el general Basbug fue el comandante supremo del segundo mayor Ejército de la OTAN, con 700.000 efectivos. Un Ejército que ha estado considerado durante décadas como el garante de la Constitución laica de Turquía y en cuya defensa llevó a cabo tres sangrientos golpes de Estado entre 1960 y 1980. En un cuarto y último golpe, en 1997, la cúpula militar emitió un comunicado que forzó la dimisión del Gobierno islamista de Necmettin Erbakan, en cuyo partido militaba el actual primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

Lucha encarnizada

Desde su segunda reelección, Erdogan ha protagonizado una lucha encarnizada contra la cúpula militar que hasta 2007 poseía un carácter casi intocable, con sus propias leyes y tribunales. Era una especie de poder paralelo y en ocasiones superior a los gobiernos electos. Desde entonces, una serie de juicios como el del caso Ergenekon, una trama golpista ultranacionalista que intentaba derrocar al actual Gobierno creando el caos a través de atentados selectivos, han sentado por primera vez a los militares en el banquillo.

Durante los últimos años, Turquía se ha acostumbrado a ver pasar a generales por los tribunales. En agosto de 2010, un centenar de altos cargos del Ejército fueron obligados a ingresar en prisión acusados de formar parte de la trama Ergenekon. Sin embargo nunca hasta ahora la fiscalía se había atrevido con un general de tan alto rango, lo que añade una vuelca de tuerca a la pugna entre el AKP y el Ejército.

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Basbug es uno de los últimos representantes de la vieja guardia militar y, como tal, ha mantenido una relación tirante con el Gobierno islamista del AKP. En el último Congreso Supremo Militar que Basbug presidió, en 2010, quedó patente su antagonismo al intentar mantener hasta el último momento la promoción de 11 generales imputados en varias tramas golpistas.

Cadena perpetua

Pero todo apunta a que la fiscalía seguirá depurando responsabilidades entre los uniformados que a lo largo de la historia de la República intentaron, con o sin éxito, imponerse al poder ejecutivo. Por ejemplo, a principios de esta semana el fiscal acusó a los dos líderes todavía con vida del golpe militar de 1980. Si los tribunales aceptan la acusación, el general Kenan Evren, de 94 años, y el general Tahsin Sahinkaya, de 86, podrían enfrentarse a una pena de cadena perpetua.

Mientras la mañana del viernes las manifestaciones de apoyo a Ilker Basbug se sucedían en las grandes ciudades del país. En Estambul, varias decenas de manifestantes recorrieron el centro en protesta por la política de detenciones del Gobierno. Una política que cuenta con un gran apoyo popular porque ha conseguido minar la influencia política de los militares, pero que en contrapartida ha llenado las cárceles de periodistas, políticos e intelectuales críticos con el Gobierno.

Según los analistas del Centro de Política Europea en Bruselas, lo que hasta hace poco se consideraba como una investigación necesaria para depurar elementos intocables y antidemocráticos dentro de la sociedad turca, se está convirtiendo “en una vendetta contra voces críticas al Gobierno que está erosionando la confianza en la retórica democrática del AKP tanto dentro como fuera del país”.

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