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Máximo Kirchner afianza su poder

El hijo de la presidenta argentina acumula influencias en los círculos de poder

El hijo mayor de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Máximo.
El hijo mayor de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Máximo.NATACHA PISARENKO

Son dos viceministros, decenas de funcionarios, ocho diputados nacionales, 15 legisladores provinciales y otros tantos concejales. La mayoría tiene menos de 40 años y algunos, menos de 30. Están liderados por el hijo de la presidenta de Argentina, Máximo Kirchner. Son los incansables militantes de La Cámpora, una agrupación juvenil peronista que está lejos de dominar el Gobierno argentino, pero cuyo poder ha crecido rápidamente a partir de la muerte del expresidente Néstor Kirchner, en 2010, y por decisión de su sucesora y viuda, Cristina Fernández.

Respaldada en octubre pasado por el 54% de los votos, la jefa de Estado ha querido que su segundo Gobierno, que comenzó en diciembre, esté compuesto por funcionarios y legisladores aún más fieles. Fernández optó por gente que le responde a ella directamente, según analiza el politólogo Nicolás Tereschuk, profesor en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Y no hay nada más kirchnerista que La Cámpora, la agrupación que fundó en 2003 Máximo Kirchner con el apoyo de su padre. La Cámpora toma el nombre de un presidente argentino, el peronista de izquierdas Héctor Cámpora, que llegó al poder en 1973 porque Juan Domingo Perón había sido desterrado por la dictadura saliente, pero que renunció a los 49 días, cuando su líder regresó al país. Los derechos humanos, la “patria grande” latinoamericana, la “soberanía industrial”, la “fuerza de los trabajadores organizados” y la justicia social son los valores de este colectivo que se nutre en las universidades, pero también en los barrios pobres, según cuenta su web.

Máximo Kirchner, de 34 años, mantiene un bajo perfil y vive en la provincia de su padre, la sureña Santa Cruz. Tras dejar a mitad de camino la carrera de abogacía y periodismo, administra la fortuna familiar y dirige La Cámpora desde la sombra. No hace discursos públicos, pero siempre ha actuado como consejero político de sus padres. Su agrupación comenzó a cobrar protagonismo cuando se desató la pelea entre Fernández y los agricultores por una subida de impuestos en 2008, y Kirchner convocaba permanentemente a actos callejeros para defender su posición.

La renovación generacional causa tensiones en el Gobierno argentino

La presidenta no ha designado ningún ministro de La Cámpora, pero de esta formación provienen los viceministros de Economía y Justicia. La tropa de Máximo Kirchner también incluye subsecretarios de Estado, funcionarios altos y rasos en numerosas oficinas públicas, el presidente de Aerolíneas Argentinas (reestatalizada tras suspender pagos bajo el dominio de Marsans), representantes en los consejos de administración de grandes empresas privadas con participación estatal, como Siderar (acero), Aluar (aluminio) y Telecom Argentina, y el vicepresidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.

“La renovación generacional no se da sin tensiones”, comenta Tereschuk. Un exjefe de Gabinete de los Kirchner, Alberto Fernández, criticó con dureza a La Cámpora: “Es una cosa insólita esa juventud que es una especie de gendarme de cierta ideología”. A poco de que la presidenta lograra la reelección, se desató un conflicto sindical con los pilotos y técnicos de Aerolíneas. El presidente de la empresa respondió con el anuncio de recortes para reducir su déficit. El líder de la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, apoyó a los sindicatos y calificó a los de La Cámpora como “niños bien” el mismo día de diciembre en que rompió su alianza con Fernández.

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Otros dos hechos marcaron ese mes la tensión entre los jóvenes fieles a la presidenta y el peronismo tradicional. El día en que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el peronista Daniel Scioli, un exempresario y excorredor de lanchas, juró su cargo, la Policía bonaerense reprimió a militantes de La Cámpora que querían participar en el acto en el que también asumía como vicegobernador un kirchnerista puro, Gabriel Mariotto, paladín de la ley de medios. El otro caso es el del gobernador de Santa Cruz, que envió al Parlamento provincial un proyecto que congelaba nóminas y pensiones y retrasaba la edad de jubilación. Los sindicatos protestaron, la Policía santacruceña los reprimió y La Cámpora reaccionó con la renuncia de todos sus miembros al Gobierno provincial.

Máximo Kirchner tomó un papel protagónico en la última crisis de Santa Cruz. Lógicamente, se mostró muy activo en el actual tratamiento médico de su madre, que finalmente no padecía de cáncer de tiroides sino de unos nódulos benignos. En una reciente entrevista con Radio Continental, el senador y exjefe de Gabinete Aníbal Fernández respondió si Máximo Kirchner ya influía más que los ministros: “No. Es un pibe de un nivel de ubicación superlativo. Es un militante que se ha ganado el derecho a opinar tantas veces como nosotros. Conduce una agrupación que es muy importante, con unos cuadros políticos impresionantes”. El hijo de los Kirchner nunca ha sido candidato a nada, pero algunos medios conjeturan con que podría suceder a su madre en 2015, dado que la Constitución le prohíbe a ella otra reelección. Pero desde hace años se habla de que Máximo aspiraba a alcalde de la capital santacruceña y de momento no ha abandona su papel en las sombras.

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