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Las prácticas del príncipe Guillermo en Malvinas disparan la tensión

Reino Unido refuerza la presencia militar en el archipiélago

Alejandro Rebossio
El príncipe Guillermo de Inglaterra, a los mandos de un helicóptero durante un ejercicio de entrenamiento.
El príncipe Guillermo de Inglaterra, a los mandos de un helicóptero durante un ejercicio de entrenamiento.GTRESONLINE

El príncipe Guillermo de Inglaterra viajará a las islas Malvinas el mes próximo y se quedará allí seis semanas para participar de ejercicios del Ejército del Aire de su país, en el que sirve como piloto de búsqueda y rescate. Por tal razón, Reino Unido decidió reforzar la presencia militar en el archipiélago del Atlántico Sur que Argentina reivindica como propio, según publicó hoy el periódico londinense The Times.

Guillermo, duque de Cambridge, “hizo lobby” para que lo dejaran viajar a Malvinas, según el diario británico. La visita ocurrirá semanas antes de que el 2 de abril se cumplan 30 años de la guerra por las islas (1982) en la que Reino Unido derrotó a Argentina. El periódico explicó que se ha dispuesto un plan de contingencia militar para preservar al noble piloto de 29 años.

El archipiélago, que los británicos arrebataron a los argentinos en 1833, se encuentra protegido por cuatro aviones y una fragata o un destructor, según The Times, que no descartó la presencia de submarinos nucleares. Se supone que estas fuerzas serán reforzadas por otras que provengan de la isla británica de Asunción, situada en medio del Atlántico.

El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Héctor Timerman, declaró hoy que su país “no va a contestar a ningún agravio en tono militarista”. “La única vía que tiene Inglaterra para salir de este embrollo es la negociación directa con Argentina”, dijo Timerman a Radio Del Plata desde El Salvador, donde continúa con su gira por Centroamérica. En diversos países de esta región ha sumado apoyos a la reclamación argentina de que Reino Unido acepte las resoluciones de la asamblea general de la ONU para que los dos países se sienten a negociar por Malvinas. Estos respaldos se suman a los de los demás Gobiernos sudamericanos, que a finales de 2011 se comprometieron a no recibir barcos con bandera malvinense en sus puertos, una decisión que irritó al Gobierno de David Cameron. El pasado miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio Patriota, ratificó esa decisión en la visita que le hizo su par británico, William Hague. Pese a las diferencias sobre Malvinas, Hague calificó las relaciones con Brasil de “excelentes”.

Cameron elevó la tensión el pasado miércoles, cuando en la Cámara de los Comunes acusó a Argentina de practicar “más que colonialismo” por negarse a aceptar la decisión de los actuales habitantes de Malvinas (unos 3.100) de pertenecer al Reino Unido. “La gente se ríe cuando lee eso [del colonialismo argentino] en cualquiera de los países que estoy visitando”, dijo hoy el ministro de Exteriores de Argentina. “No se entiende que el país que fue el símbolo del colonialismo en los siglos XVII, XVIII y XIX, e incluso en el XX, puede acusar a un país que ha sido víctima del colonialismo”, añadió Timerman.

Dick Sawle, legislador de las islas, reclamó hoy que Buenos Aires deje “en paz” a los malvinenses. “Argentina tiene que respetar los deseos de los isleños, y nosotros queremos quedar bajo la soberanía de Gran Bretaña. El punto fundamental de todo esto es la autodeterminación, algo escrito claramente en las Naciones Unidas. Reino Unido ahora mismo no es un país colonialista, es un error hablar de eventos de hace más de 170 años”, se quejó Sawle en diálogo con la radio argentina La Red.

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También se sumó a la polémica el vicepresidente de Argentina, Amado Boudou, que ejercerá la presidencia hasta el próximo martes, cuando la jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner, se reintegre a sus funciones después de la operación de nódulos en la tiroides a la que fue sometida. Boudou dijo que Cameron usó la palabra colonialismo “sin vergüenza”, pese a que aquella dominación “ha causado tanto daño y dolor, no solo en América Latina, sino en Asia y África”.

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