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La izquierda mexicana presenta a su candidato para la alcaldía de la capital

El Partido de la Revolución Democrática, que gobierna Ciudad de México desde 1997, aspira a reeditar su poder con Miguel Ángel Mancera pese a los malos augurios de las encuestas

Salvador Camarena

No sin sobresaltos, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha encontrado a su candidato a la gobernatura de México DF, capital mexicana, el gran bastión de la izquierda de este país. En un anuncio que convocó una atención mediática propia de un proceso presidencial, los perredistas desvelaron la tarde de este jueves que su abanderado es Miguel Ángel Mancera, hasta hace dos semanas Fiscal de la ciudad y quien carece de militancia partidista a pesar de haber colaborado en gobiernos perredistas desde 2004.

Desde la primera vez que hubo elecciones en la capital mexicana en 1997, el PRD siempre ha ganado la jefatura de gobierno del Distrito Federal. El panorama en 2012, sin embargo, luce complicado. Esto a pesar de que existe la noción de que Marcelo Ebrard, actual alcalde, ha sido un buen gobernante. Hasta la semana pasada, todas las encuestas adelantaban que la priista Beatriz Paredes, una peso pesado de la política nacional, era la favorita de los capitalinos para ganar en los comicios del 1 de julio próximo.

El panorama se le complicó aún más al PRD hace una semana, cuando el Partido Acción Nacional (PAN), del presidente mexicano, Felipe Calderón, dio un golpe de mano e incorporó a la competencia a Isabel Miranda de Wallace, una activista sin partido elevada en algunos círculos a nivel de heroína por haber encontrado por sí misma a los asesinos de su hijo. A ellas se enfrentará el candidato de las izquierdas, pues también el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano se sumarán al PRD en la capital.

Mancera es un abogado de 46 años graduado con honores la Universidad Nacional Autónoma de México, donde obtuvo su título de licenciatura y su doctorado. Tiene un master internacional por la Universidad Autónoma de Barcelona. Llegó a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en julio de 2008, luego de una crisis en el gobierno de Ebrard, responsable por la muerte de nueve adolescentes y tres policías en un aplastamiento en la discoteca News Divine.

En poco tiempo, su estilo de abogado dinámico antes que burocrático, su disposición a comparecer en los medios de comunicación sin importar la polémica en que se hubiera metido la policía y su talante discreto lo volvieron una figura reconocida por los ciudadanos. En febrero será nombrado candidato oficialmente.

La designación de Mancera no fue tersa. El PRD llegó al final del proceso con cinco precandidatos. De ellos, Alejandra Barrales, líder de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, fue durante mucho tiempo la rival a vencer. Cuando Ebrard se quedó sin delfín --el colaborador por el que había apostado nunca creció en las encuestas--, Mancera fue la segunda opción del jefe de gobierno y lo hizo renunciar a su puesto de procurador el 6 de enero pasado, apenas unos días antes de que igual número de empresas encuestadoras realizaran el sondeo mediante el cual se quiso saber cuál de los cinco precandidatos perredistas era el mejor posicionado para enfrentar a la priista Paredes y a la señora Wallace, cobijada por el PAN. Este jueves, minutos antes de que fueran anunciados los resultados, Barrales reclamó que hubo irregularidades y no asistió al acto donde se informó de los resultados de las encuestas, ganadas por Mancera.

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A diferencia de sus antecesores, y una vez que perdió la carrera por la candidatura presidencial de la izquierda, Ebrard ha prometido que se quedará a gobernar la ciudad hasta el último día de su mandato, que concluye en diciembre. Marcelo, como le conoce todo mundo, será recordado por haber apoyado la aprobación del matrimonio de personas del mismo sexo, por iniciativas de recuperación del espacio público y porque a diferencia de lo que ocurre en otras regiones del país, en la capital mexicana se ha establecido la idea de que en materia de seguridad es una especie de oasis con respecto a otras zonas del país donde los grupos criminales aterrorizan a la población.

Sin embargo, a Ebrard se le reprocha el caos en la regulación inmobiliaria, desatender peticiones de vecinos ante la construcción de obras viales que podrían dañar la ecología y no haberse podido abstraer de las lógicas clientelares de las “tribus perredistas”, que han hecho de distintos barrios de la ciudad verdaderos cotos de poder.

Ahora, Mancera, que nunca ha participado en campaña electoral alguna ni se ha curtido en las sempiternas y bizantinas peleas internas de los perredistas, tendrá que convencer a los capitalinos de que esta ciudad debe seguir en las manos de la izquierda. Pero el PRI tiene a su favor que Paredes ya fue candidata hace seis años y que contará con el llamado “factor Peña” (la idea de que el candidato presidencial priista -Enrique Peña Nieto- arrasará a nivel nacional, lo que beneficiaría a los candidatos del PRI a otros puestos). Y también Mancera tendrá que derrotar el discurso de la señora Wallace, que simboliza el triunfo de una ciudadana ante el fracaso de la justicia, que nunca pudo hacer lo que ella sí: encarcelar a los que secuestraron y mataron a su hijo, cuyo cuerpo sigue desaparecido. La pugna electoral resultará de pronóstico reservado.

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