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SER JUBILADO EN... ALEMANIA | FRITZ STRAUB, 69 AÑOS

"El trabajo es aún estimulante"

"Todavía no estoy seguro de que la cosa marche sin mí. No hemos llegado al punto en que pueda marcharme"

Fritz Straub, jubilado alemán de 68 años.
Fritz Straub, jubilado alemán de 68 años.

Nuestra empresa experimentó una buena sacudida a partir de otoño de 2008. En aquel entonces, nuestro círculo de clientes sintió verdadero miedo. Los proyectos de nuestro sector, la arquitectura y las obras de interiores, no son realmente necesarios, son artículos de lujo. Muchos se retrasaron o cancelaron, por eso nuestro volumen de ventas cayó un 30% en 2010 y 2011. Habíamos decidido no despedir a ningún trabajador; durante ese periodo perdimos capital propio de forma masiva, pero aguantamos. A día de hoy, tengo la sensación de que volvemos al punto en que estábamos antes de la crisis.

Una de mis tareas más importantes como administrador consiste en hacerme sustituible

Ahora estoy a punto de cumplir 69 años y llevo 20 años trabajando como gerente aquí. Una de mis tareas más importantes como administrador consiste en hacerme sustituible. Mi cometido más importante es garantizar que este negocio siga funcionando. Pero todavía no estoy seguro de que la cosa marche sin mí. No hemos llegado al punto en que pueda marcharme. Lo estamos preparando, será un proceso fluido, quizá alguna vez me vaya un poco antes a casa o llegue un poco más tarde. Pero esto podría durar todavía entre tres y cinco años más. Por un lado, tuvimos la crisis. Por otro lado, nosotros seguimos desarrollándonos permanentemente; la recuperación va acompañada de muchas ideas y proyectos siempre nuevos.

El trabajo diario todavía me sigue resultando muy estimulante, hay muchas cosas nuevas por descubrir. Hace poco coincidí con un profesor de la Escuela Superior de Bellas Artes de Dresde, y ahora preparamos ciclos de conferencias juntos. Todavía me queda por conseguir que nuestra localidad, Hellerau, sea declarada patrimonio cultural de la humanidad y en este momento nos estamos encargando por vez primera de la construcción completa de una villa, desde la elección del arquitecto hasta la ejecución del edificio.

Entre nosotros ha surgido una auténtica cultura del aprendizaje

Para acometer semejantes proyectos, tenemos que aprender de nuevo una y otra vez. Entre nosotros ha surgido una auténtica cultura del aprendizaje, se ha convertido en algo normal; la rutina consiste en que no existe rutina. Por eso necesitamos buenos empleados que asuman responsabilidades propias; hasta nuestras secretarias tienen estudios. No hay fluctuaciones, la gente solo se va cuando son demasiado mayores como yo. Imperan los valores antiguos que normalmente nos atribuyen a nosotros, los alemanes: somos ingenieros, somos precisos, disciplinados. Estas antiguas virtudes alemanas, que también pueden expresar algo negativo, son las que tenemos programadas aquí. Para mantener este nivel tendremos que invertir cada vez más en la formación y especialización, pero no me hago ilusiones en ese sentido. Por eso queremos fundar pronto una academia interna de la empresa.

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En los últimos 20 años hemos ido de una crisis existencial a otra y eso destroza los nervios. Siempre hemos invertido en nuestro futuro sin tener realmente dinero. Ha sido duro, no quisiera tener que volver a pasar necesariamente por ello y a veces me pregunto: ¿por qué he aguantado todo esto? Pero siempre que vienen visitantes a nuestra empresa veo claramente todo lo que hemos logrado. Y eso puede hacer que me sienta realmente feliz dos o tres veces al día.

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