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El referéndum preguntará directamente si se quiere la independencia de Escocia

Londres sostiene que el Gobierno escocés no tiene poder legal para convocar el referéndum Los escoceses votarán en otoño de 2014 sobre la independencia Los sondeos pronostican que vencerá un no a la segregación de Reino Unido

Tienda turística en Edimburgo.
Tienda turística en Edimburgo. DAVID MOIR (REUTERS)

El ministro principal de Escocia y líder del independentista Partido Nacional Escocés (SNP en sus siglas en inglés), Alex Salmond, ha anunciado a primera hora de esta tarde que los escoceses podrán votar en otoño de 2014 sobre la independencia. La pregunta será clara y directa: “¿Está usted a favor de la independencia de Escocia?”, eludiendo así la opción más confusa de si los votantes están o no a favor de dar un mandato al ejecutivo escocés para negociar la independencia. Aunque en la práctica se trata de eso porque la independencia no es automática: ha de ser pactada con el parlamento de Westminster, que representa al conjunto de Reino Unido.

Salmond ha dado una señal de su voluntad de entenderse con Londres al aceptar tanto esa pregunta clara como el hecho de que la consulta esté organizada por la Comisión Electoral. Pero no ha aceptado dos exigencias clave de Downing Street: la fecha (propone que el voto sea en otoño de 2014, y no lo antes posible como desearía el primer ministro británico, David Cameron) y la introducción de una alternativa a la dicotomía independencia/status quo. Salmond anunció, como se esperaba, que los escoceses podrán aprobar o rechazar una tercera vía: elevar el actual techo de competencias del sistema autonómico.

El ministro principal escocés se pronunció a favor de que el censo de votantes se realice a partir del concepto de residencia y no del concepto de origen. Es decir, que voten los adultos residentes en Escocia con independencia de su origen. Y que no voten los escoceses que ya no viven en Escocia, lo que dejará sin voto a cientos de miles de escoceses que residen en Inglaterra y a los que se presume más a favor de la unión que de la independencia.

Aunque formalmente lo que ha hecho Salmond es abrir de forma oficial un proceso de consulta sobre la celebración del referéndum, la mayoría absoluta que tiene el SNP y el hecho de que la opinión pública escocesa está mayoritariamente a favor tanto de la celebración del referéndum como de la introducción de la alternativa de más autonomía –conocida en la jerga política como devo-max– hace pensar que los anunciados hoy por Salmond serán, básicamente, los términos en que se celebrará el referéndum.

El apoyo a la consulta y su formato no significa que vaya a ganar el sí a la independencia. Antes al contrario, los sondeos pronostican una victoria del no a la independencia, con menos del 40% de los votantes escoceses a favor de segregarse de Reino Unido.

El Gobierno de Londres ha lanzado también su proceso de consulta sobre el referéndum y sostiene que el parlamento de Holyrood no tiene poder legal para convocarlo, lo que supone un drástico cambio de posición respecto a la posición tradicional que tenía Downing Street. Al menos bajo los gobiernos laboristas.

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Salmond se ha ofrecido hoy a negociar con el Gobierno británico para asegurarse de que no haya dudas sobre la legalidad de la consulta. Pero ha sido extremadamente claro al reiterar su convicción de que Edimburgo tiene derecho a convocar la consulta y a fijar la manera en que esta se desarrolla.

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