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El Gobierno argentino llama al boicot de productos británicos por las Malvinas

Londres advierte de que la medida puede perjudicar al país sudamericano

Alejandro Rebossio
Una de las entradas del puerto argentino de Ushuaia, que muestra un cartel que prohibe la entrada a los "buques piratas ingleses".
Una de las entradas del puerto argentino de Ushuaia, que muestra un cartel que prohibe la entrada a los "buques piratas ingleses".JOSÉ ROMERO (REUTERS)

El revuelo provocado en Reino Unido por las declaraciones del músico británico Roger Waters, exlíder de Pink Floyd, que afirmó el pasado martes en Chile que las islas Malvinas son argentinas, fue superado con creces por la polémica desatada por la petición del Gobierno argentino a 20 grandes empresas para que sustituyan sus importaciones de productos británicos por otros de distinto origen.

La propuesta de Argentina de boicotear bienes británicos llevó a que el portavoz del primer ministro británico, el conservador David Cameron, advirtiera ayer que esa decisión “no va en favor de los intereses económicos argentinos”. En una nueva escalada de tensión entre Buenos Aires y Londres por la soberanía de Malvinas, a medida en que se acerca el 30º aniversario de la guerra de 1982, el 2 de abril, la ministra de Industria de Argentina, Débora Giorgi, convocó el pasado martes a las 20 compañías que más productos importan de Reino Unido. Entre ellas figuraban la productora suiza de semillas transgénicas Syngenta; la canadiense Finning, que es la mayor distribuidora de maquinaria Caterpillar; su competidora holandesa CNH; la estadounidense Ford y el laboratorio argentino Roemmers. Giorgi les pidió que se abastecieran en países que respetaran la “integridad territorial” y las reclamaciones de soberanía de su Gobierno. “Es fundamental que Argentina pueda determinar quiénes son sus socios comerciales estratégicos y en ese sentido el Gobierno también da una señal para quienes todavía utilizan el colonialismo como una forma de acceder a los recursos naturales ajenos”, dijeron fuentes del Ministerio de Industria a la agencia estatal de noticias de Argentina, Télam, en alusión a la pesca y la exploración petrolera que ejerce Reino Unido en las Malvinas.

El Gobierno de Cameron respondió ayer al de la peronista Cristina Fernández de Kirchner diciendo que el llamamiento al boicot puede resultar “contraproducente” para Argentina. “Reino Unido es también un inversor principal en Argentina y nosotros importamos productos de Argentina”, dijo el portavoz del primer ministro británico.

Reino Unido ocupa el puesto 12º en la clasificación de inversores extranjeros en Argentina, según el Banco Central del país sudamericano. Entre ellas figuran BG (socia de Repsol en la distribuidora de gas de Buenos Aires), el banco HSBC, los laboratorios GlaxoSmithKline y AstraZeneca, las mineras Anglo American, Rio Tinto y Xstrata (que también es suiza), la tabacalera BAT, la fabricante de bebidas alcohólicas Diageo, la cercevera SAB Miller, la aseguradora Prudential, la petrolera Royal Dutch Shell (que además es holandesa) y las empresas de productos de higiene y alimentos Unilever (también holandesa) y Reckitt Benckiser.

Argentina exportó el año pasado a Reino Unido por 800 millones de dólares, sobre todo aceite y forraje de soja, vino, maíz, tubos para la industria petrolera, productos químicos y cacahuetes. En cambio, importó desde el país europeo por una cifra menor, unos 664 millones.

La tensión entre Argentina y Reino Unido se acrecentó en 2010, cuando el Gobierno británico, entonces en manos del laborista Gordon Brown, autorizó la exploración petrolera en Malvinas. En 2011, Argentina logró que todos los demás países sudamericanos cerraran sus puertos a buques con bandera del archipiélago por considerarla ilegal. Reino Unido reaccionó con el envío de su más moderno destructor a las islas, en reemplazo de otro antiguo.

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Argentina también acusó a Londres de desplegar allí un submarino nuclear, acusación que Londres ni confirmó ni desmintió. El príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión de la corona británica, está recibiendo entrenamiento militar en las Falklands, como las llaman sus 3.100 habitantes, la mayoría de origen europeo. En ese contexto, Buenos Aires denunció a Londres ante la ONU por posible militarización. Pero el Gobierno argentino va a más. El pasado martes, la provincia argentina de Tierra del Fuego (sur de Argentina), que en teoría debería gobernar sobre las islas, prohibió el ingreso en sus puertos de dos cruceros de turismo con bandera de Bermudas, colonia británica en el Caribe. Londres manifestó su “preocupación” por la decisión del Gobierno fueguino, en manos de la progresista Fabiana Ríos, que mantiene una buena relación con Fernández. Ahora llega el turno del boicot comercial.

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