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GUERRA CIVIL EN SIRIA

El Ejército sirio conquista la ciudad rebelde de Idlib

La Liga Árabe denuncia que en Siria se cometen crímenes contra la humanidad

Enric González
Miembros del Ejército Libre de Siria en el noroeste del país.
Miembros del Ejército Libre de Siria en el noroeste del país.Ricardo Garcia Vilanova (AFP)

El secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elabary, afirma que en Siria se comenten crímenes contra la humanidad. Organizaciones humanitarias denuncian la colocación de minas en las fronteras sirias, destinadas a frenar la huida de civiles a Líbano o Turquía. El Ejército gubernamental ha lanzado un asalto durísimo sobre la rebelde Idlib, una ciudad del norte del país, muy cerca de la frontera con Turquía que ha caído en manos de las tropas la mañana del miércoles. El presidente Bachar el Asad, sin embargo, mantiene su pantomima reformista: con el país en guerra, ha convocado elecciones generales para el 7 de mayo.

El País

Los medios oficiales sirios explican que las elecciones, inicialmente previstas para este mes de marzo, se han aplazado hasta mayo para que todos los partidos políticos dispongan del tiempo necesario para realizar sus campañas electorales. En teoría, después del referéndum del pasado 25 de febrero, que en teoría recibió el “sí” del 90% de la población, en Siria existe libertad política. En la práctica, el referéndum sólo se celebró entre los partidarios del régimen y quienes se oponen a Bachar el Asad, la mitad de la población o más, sufren una represión militar de extrema brutalidad.

Tras la toma de Homs, castigada con casi un mes de bombardeos diarios y luego peinada edificio a edificio por soldados y milicias irregulares del régimen, el Ejército se concentró ahora en Idlib, otra ciudad rebelde, cercana a la frontera turca. No hay periodistas independientes en Idlib, pero tanto la prensa del régimen como portavoces de la oposición coincidían en en que la ofensiva final había sido lanzada el martes. Gran parte de la ciudad estaba el martes en manos de las tropas gubernamentales. El miércoles por la mañana controlaban, según varias agencias y medios árabes, la ciudad al completo. El asalto ha acelerado el flujo de refugiados, que el Gobierno trata de frenar colocando minas en las fronteras con Turquía y Líbano.

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La organización Human Rights Watch, y varias organizaciones humanitarias libanesas, denuncian que el sembrado de minas carece de utilidad militar y sólo está destinado a impedir el movimiento de civiles. La Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados señala a su vez que decenas de miles de personas han tenido que abandonar sus hogares y se mueven por el interior de Siria, en condiciones cada vez más difíciles, en busca de un lugar seguro. La ONU contabiliza unos 30.000 refugiados en Turquía, Líbano y Jordania, aunque la cifra real es más alta porque muchos ciudadanos sirios no se inscriben en las listas oficiales ni piden plaza en los campos de acogida, y prefieren instalarse en casa de familiares o amigos.

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El secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, considera que la situación en Siria es intolerable y que se están cometiendo crímenes contra la humanidad. Elaraby pide una investigación internacional independiente. “No sería ético”, dijo este martes en El Cairo, “permitir que quienes cometen matanzas en Homs o Idlib queden impunes”. “Los asesinatos y la horrenda eliminación de familias enteras, incluyendo mujeres, niños y ancianos, pueden ser descritos como crímenes contra la humanidad”, explicó en un comunicado.

El lunes se descubrió que medio centenar de mujeres y niños suníes habían sido torturados y asesinados en Homs durante la noche del domingo. El Gobierno atribuyó la responsabilidad a las fuerzas rebeldes, pero diversos indicios sugieren que los autores fueron milicianos alauíes favorables al régimen o miembros del Ejército.

Las negociaciones en el Consejo de Seguridad de la ONU siguen bloqueadas. Rusia, el principal apoyo internacional del Gobierno sirio, dice que sólo aceptaría una resolución que tratara por igual al Ejército y a los rebeldes y exigiera de ambos un alto el fuego. Estados Unidos y Europa consideran, por el contrario, que el Ejército y las fuerzas gubernamentales son los principales responsables de la violencia.

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