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El Gobierno de Marruecos quiere islamizar la televisión

Polémica por la supresión de la publicidad de loterías

No han sido las andanadas del ministro de Justicia, el islamista Mustafa Ramid, contra los turistas que “pecan” en Marraquech ni la fuerte subida —entre un 13% y un 50%— de la fiscalidad sobre bebidas alcohólicas lo que más polémica suscita en Marruecos. Lo que de verdad ha abierto la caja de los truenos ha sido el anuncio del ministro de Comunicación, Mustafa el Khalfi, de islamización de la televisión pública, la única existente por ahora. El Khalfi pertenece al islamista Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD) y es uno de los hombres de confianza del primer ministro Abdelilá Benkiran.

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El ministro quiere que los dos principales canales (TVM y 2M) retransmitan los cinco llamamientos diarios a la oración, que televisen la oración del viernes y que incluyan programas religiosos en su parrilla.

El Khalfi, que prefiere hablar inglés antes que francés —la lengua de la potencia colonial— desea además reducir drásticamente las horas de programación en ese idioma. 2M, la cadena más francófona, emitirá la mitad del tiempo en árabe, un 30% en amazig (bereber) y solo un 20% en francés y español.

El gran telediario en francés se retrasa más de dos horas hasta las once de la noche, es decir, durante gran parte del año, la una de la madrugada en Europa. Su presentador, Ouadih Dada, lamenta que a esa hora intempestiva los emigrantes marroquíes vayan a dejar de verle.

La iniciativa más controvertida de El Khalfi ha sido, sin embargo, la supresión de la publicidad televisiva de loterías y apuestas hípicas a las que juegan tres millones de marroquíes. En 2011 reportaron al Estado 583 millones de euros.

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“Aunque eso me cueste mi cargo, no permitiré que los sorteos de los juegos de azar sean retransmitidos en directo por la televisión pública que costea todo el pueblo marroquí”, declaró El Khalfi ante la comisión parlamentaria de educación y cultura.

En su cruzada anti loterías no está solo. At Tajdid, el diario del PJD, del que el ministro fue director hasta diciembre, sostiene que las loterías y su publicidad son inconstitucionales porque la Carta Magna establece que el islam es la referencia religiosa de Marruecos. El islam reprueba los juegos de azar.

Su iniciativa ha suscitado una retahíla de críticas incluso en el seno del Ejecutivo en el que los islamistas gobiernan en coalición. Mohamed Ouzzine, titular de Juventud y Deportes, lamenta que El Khali no se comporte como un ministro sino “como un teólogo que autoriza o prohíbe”. Recuerda que la lotería brindó 12 millones de euros al Fondo de Promoción del Deporte en 2011.

Pero el ataque más revelador partió del diario Le Matin, considerado cómo el órgano oficioso del palacio real. Tras rechazar la medida se pregunta preocupado si “mañana no se formularán otras prescripciones morales, alimentarias y de vestimenta”.

Por algo Driss Dahak, el secretario general del Gobierno que tiene rango de ministro, y que maniobra para enterrar leyes y decretos que no son de su agrado, se comparó hace unos días con el Ejército turco que “preserva la continuidad del Estado”. A Dahak le nombró el rey Mohamed VI.

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