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Livni abandona el Parlamento israelí tras perder el liderazgo en su partido

La exministra de Exteriores criticó la política internacional del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu

Tzipi Livni anuncia su dimisión como diputada.
Tzipi Livni anuncia su dimisión como diputada. ABIR SULTAN (EFE)

Tzipi Livni, la estrella de la política israelí cuyo brillo hizo albergar esperanzas de paz para Oriente Próximo, ha anunciado hoy que abandona el Parlamento (Knesset), semanas después de haber sido derrotada en las primarias de su partido, el centrista Kadima. Livni ha aprovechado su despedida para criticar al primer ministro, Benjamín Netanyahu, al que acusó de no hacer los esfuerzos necesarios para alcanzar un acuerdo con los palestinos y de llevar a Israel a su destrucción.

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“Hay una necesidad urgente e inmediata de llegar a un acuerdo permanente con el mundo árabe y con los palestinos”, ha dicho esta política de 53 años en una conferencia de prensa. Las llamadas negociaciones de paz se encuentran en punto muerto desde hace más de año y medio. Los palestinos se niegan a sentarse a la mesa de negociación hasta que Israel no frene la expansión de asentamientos en Cisjordania. Los israelíes por su parte dicen no aceptar ninguna condición previa para restablecer las conversaciones de paz.

Livni, antigua empleada del Mosad, fue también ministra de Exteriores (2006-2009) y la encargada de representar a Israel en las conversaciones de paz. Sus encuentros con diplomáticos y jefes de Estado de medio mundo le sirvieron para labrarse un cierto prestigio internacional. Su reputación exterior sufrió sin embargo un duro golpe durante la operación Plomo fundido, la sangrienta ofensiva israelí sobre Gaza a finales de 2008 y comienzos de 2009, en la que murieron 1.400 palestinos y 13 israelíes y en cuya gestación y lanzamiento Livni participó activamente.

Al igual que hiciera el ex primer ministro Ehud Olmert cuando se despidió —en su caso derribado por una ristra de escándalos de corrupción—, Livni hizo una profunda reflexión acerca de la deriva de su país, cuya existencia consideró está bajo amenaza. “La existencia de un Estado democrático y judío, que es de lo que se trata el sionismo, está en peligro mortal. Nuestros líderes están ocupados en juegos políticos sucios y en tareas de propaganda y eso es un error fatal”.

Livni hacía referencia a las tesis que sostienen que la ocupación que Israel mantiene sobre la población palestina desde hace 45 años es insostenible desde un punto de vista democrático, sobre todo teniendo en cuenta el crecimiento demográfico de la población palestina. El día en que los palestinos pasen a ser una mayoría sometida a una ocupación por una minoría judía, y sigan sin tener un Estado propio, el escenario de apartheid aparecerá en el horizonte, explicitó en su día Olmert, otro defensor de esa corriente de pensamiento.

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Livni ganó las elecciones hace tres años, pero fue el Likud, el partido de Netanyahu el que fue capaz de formar una coalición de Gobierno que se mantiene contra todo pronóstico hasta el día de hoy. Numerosos analistas achacan la caída de Livni a su incapacidad para poner en pie un Gobierno tras las elecciones de 2009. Ella todavía defiende su decisión de no haber querido formar gobierno con los partidos ultrareligiosos y con la extrema derecha. Desde aquellas elecciones, la popularidad de Kadima, el partido que formara Ariel Sharon, se ha desplomado. Su nuevo líder, Shaúl Mofaz, un hombre de sobradas credenciales militares tratará de resucitar el partido con vistas a la próxima cita electoral que podría adelantarse al próximo septiembre. Los últimos sondeos otorgan una victoria clara al derechista Likud.

El adiós de Livni podría bien ser un hasta luego en un país en el que los políticos tienden a agotar sus siete vidas. Dice que deja la Knesset, el Parlamento, pero que no abandona la vida pública. Queda por saber en qué nueva formación hará su reaparición.

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