En 45 minutos comienza el único debate de las presidenciales francesas. El candidato presidente Nicolas Sarkozy y François Hollande se enfrentarán durante dos horas y media con unas reglas muy estrictas.
Desde 1974, es el séptimo debate en unas elecciones presidenciales francesas. Hasta el momento, los debates no han cambiado la tendencia de los sondeos, que en esta ocasión es muy favorable a François Hollande, que lleva una distancia de entre seis y ocho puntos sobre Sarkozy. Pero siempre hay una primera vez.
En esta ocasión, Sarkozy tiene a su favor su capacidad dialéctica y su experiencia. En 2007, llegó con ventaja en los sondeos y aún así derrotó a la candidata socialista Ségolène Royal, que se puso muy nerviosa. Hollande es también un buen orador y tiene a su favor que sólo necesita unas tablas.
Los dos candidatos ya han llegado al estudio donde se celebrará el debate, cerca de París. Todo está pactado (desde la temperatura, entre 19-20 grados) hasta que el realizador no tomará los planos malos de los candidatos: ni el perfil de Sarkozy ni la calva de Hollande.
No se filmará al candidato mientras escucha a su rival hablando. No se puede cortar la palabra y cada uno tendrá el mismo tiempo. Hollande comenzará el debate y Sarkozy lo cerrará. Los periodistas plantearán temas, pero los candidatos también podrán plantearlos.
Frédéric Dabi, director general de la empresa de estudios IFOP, ha declarado al diario Le Monde: "Nada, absolutamente nada, ha cambiado hasta ahora en los debates. Es como si sólo sirviesen para cimentar las convicciones de cada votante". Sin embargo, miembros del equipo de Sarkozy han declarado a la prensa francesa que están convencidos de que este debate puede marcar la diferencia.
A pesar de que la historia demuestra que los debates no han sido decisivos a la hora de definir el voto, la expectación es enorme. Se calcula que 20 millones de franceses van a seguir el debate.
Recordatorio. Las encuestas dan una la victoria a Hollande con un 53% o 54% de los votos. Sarkozy ha acortado distancias, pero aún le separan siete puntos de su rival.
"No queremos que esto sea una feria", ha dicho un asesor de François Hollande sobre el debate a la cadena BFM. Según estas fuentes, no tratará de sacar trapos sucios -financiación de la campaña su rival-, sino que pretende centrarlo en la economía.
Por su parte, el equipo de Nicolas Sarkozy pretende sobre todo convencer a los indecisos, tratar de llevarse los votos necesarios para inclinar la balanza a su favor, defender a la vez un balance presidencial y un programa.
Hollande a la izquierda para los espectadores, Sarkozy a la derecha.
Los dos van vestidos con traje oscuro, corbata lisa, camisa blanca.
Ambos con trajes negro, camisa blanca.
"Los privilegiados han estado demasiado protegidos", asegura Hollande. "Seré el presidente que devolverá Francia al crecimiento. Quiero ser también el presidente de la unión".
"Francia no tiene derecho a comenter errores", dice Sarkozy. "Recuperación es una buena palabra. Pero hay que poner hechos sobre la mesa". El reto en el debate, añade, es decir la verdad.