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Timoshenko será tratada por un médico alemán en la cárcel en Ucrania

El acuerdo rebaja algo el nivel de tensión internacional por el trato a la ex primera ministra, pero no resuelve los problemas de credibilidad de los dirigentes ucranianos

Pilar Bonet
La hija de Julia Timoshenko con un cartel de su madre en una rueda de prensa en Praga.
La hija de Julia Timoshenko con un cartel de su madre en una rueda de prensa en Praga. FILIP SINGER (EFE)

Yulia Timoshenko ha aceptado ser tratada por un médico alemán en Járkov, la ciudad ucraniana donde cumple condena. El compromiso con las autoridades penitenciarias rebaja algo el nivel de tensión internacional en torno a la ex primera ministra, pero no resuelve los problemas de credibilidad de los tribunales y dirigentes políticos de Ucrania. Varios líderes occidentales han anunciado que, debido al trato sufrido por Timoshenko, boicotearán el campeonato europeo de fútbol 2012 en Ucrania.

Timoshenko fue condenada en diciembre de 2011 a siete años de prisión tras ser declarada culpable de extralimitarse en sus funciones y perjudicar los intereses económicos de Ucrania al firmar unos acuerdos de importación de gas ruso con el jefe de Gobierno, Vladímir Putin, en enero de 2009. La ex primera ministra padece una hernia discal y deseaba ser atendida en el extranjero. Alemania y Rusia se han brindado para acogerla, pero, según la fiscalía ucraniana, no está previsto que los presos reciban tratamiento médico en el extranjero.

 El viernes, el doctor alemán Karl Max Einhaupl visitó a Timoshenko y anunció después que las autoridades habían aceptado que la ex primera ministra sea tratada por un médico alemán. Según el servicio penitenciario, el tratamiento, a cargo de doctores ucranianos y alemanes, se iniciará el 8 de mayo. La clínica de los ferroviarios de Járkov se ha preparado para albergar a la reclusa, instalando barrotes en sus ventanas.

 La ex primera ministra ha acusado a sus carceleros de haberla golpeado en el estómago y ha difundido fotos en los que pueden verse hematomas en su vientre y brazos. El fiscal general de Ucrania, Víctor Pshonka, se ha negado a iniciar una investigación criminal sobre esas acusaciones, alegando insuficiencia de pruebas.

 En el debate del caso Timoshenko en la opinión pública ucraniana se mezclan confusamente los prejuicios, experiencias y convicciones personales sobre la naturaleza depredadora de los políticos locales con criterios morales y movedizas interpretaciones de los conceptos jurídicos. Para el veterano comentarista Vitali Pórtnikov, el caso es “cien por cien” político. Por teléfono desde Kiev, Pórtnikov manifestó que “una auditoría encargada por el partido Regiones a una firma occidental después de que Timoshenko abandonara la sede de Gobierno no encontró ninguna prueba de que la primera ministra se hubiera lucrado con el cargo”. Timoshenko no fue juzgada por un delito penal sino por la decisión política de comprar gas a Rusia a precios muy altos. No obstante, el presidente de la compañía de petróleo y gas de Ucrania a la sazón, Oleg Dubina, no fue responsabilizado por los contratos que afectaban a su empresa, sino que compareció en el juicio como testigo en contra de Timoshenko, señaló Pórtnikov. Además, continuó, “pese a tratarse de un acuerdo intergubernamental ucraniano ruso, los tribunales no intentaron siquiera interrogar a los representantes rusos, que estaban dispuestos a ello. Tras la condena de Timoshenko, se ha alterado el código procesal penal ucraniano, pero se ha conservado la ambigüedad entre delitos comunes y responsabilidades políticas, especialmente para no tener que revisar la condena de Timoshenko, en opinión de Pórtnikov. Por todo ello, el analista concluye que la condena de la ex primera ministra responde al “deseo de Yanukóvich de librarse de una competidora peligrosa” y puntualiza que “en el entorno del presidente hay grupos que están en contra y otros a favor del encarcelamiento de Timoshenko”.

La gestión de Timoshenko no se distinguió por su transparencia, pero “el empeoramiento de la situación económica en Ucrania fortalece a la oposición e incrementa el peso de su líder” y eso es lo que, en opinión del periodista, quiere prevenir el régimen de Yanukóvich. “Ucrania era un Estado de oligarcas cuando Víctor Yúshenko era presidente y Timoshenko su primer ministro, pero se ha transformado en un Estado autoritario criminal bajo la presidencia de Víctor Yanukóvich”, señaló.

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 Por otra parte, la fiscalía de Ucrania trata de iniciar un nuevo proceso contra Timoshenko e intenta involucrarla en el asesinato del diputado Yevgueni Shcherbán, ametrallado junto con su esposa en el aeropuerto de Donetsk en 1996. La fiscalía ha desempolvado este viejo caso, después de que Ruslán Shcherbán, diputado de Donetsk e hijo del asesinado, acusara al ex jefe del gobierno ucraniano, Pável Lazarenko, y a Timoshenko de ser los instigadores del asesinato de su padre. Ruslán no había incriminado a estos políticos en anteriores declaraciones ante los jueces. Lazarenko, que fue el protector de Timoshenko, acabará en otoño de cumplir condena por blanqueo de dinero en EEUU.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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