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PHILIP GORDON | Vicesecretario de Estado de EE UU

“Los líderes de Europa deben entender que el crecimiento es necesario”

El brazo derecho de Hillary Clinton para Europa, la OTAN y la UE cree que Europa “está en el buen camino” para salir de la crisis, y exhorta además los aliados a mantener un “adecuado” gasto militar

Andrea Rizzi
Philip Gordon, vicesecretario de Estado de EE UU para Europa
Philip Gordon, vicesecretario de Estado de EE UU para EuropaSAMUEL SÁNCHEZ

La prioridad estratégica de este siglo para Estados Unidos es la región Asia-Pacífico. Pero la envejecida y decadente Europa sigue siendo el principal aliado —y un socio comercial fundamental— de Washington en la escena global. Por ello, la crisis que debilita al Viejo Continente inquieta mucho a EE UU. Philip Gordon, vicesecretario de Estado para Eurasia, cree que Europa “está en el buen camino” para salir de ella, pero sus Gobiernos deben concienciarse de que el crecimiento es “necesario”. En una entrevista concedida en Madrid, el brazo derecho de Hillary Clinton para Europa, la OTAN y la UE, exhortó además los aliados a mantener un “adecuado” gasto militar.

Pregunta. François Hollande acaba de ganar las elecciones en Francia con la promesa de luchar contra el dogma de la austeridad e impulsar el crecimiento. Esta posición gana cada vez más apoyos. ¿Se equivocó Europa, bajo la presión de Alemania, al aplicar tanto rigor fiscal?

Respuesta. Nadie tiene soluciones fáciles y unívocas para esta situación. El debate no debería ser una disyuntiva entre gastar más o recortar. La solución está en una combinación de elementos. Los pasos que ha dado Europa en los últimos meses han sido avances importantes. La acción del BCE, las reformas estructurales en países como Italia, Grecia y España, el pacto fiscal, el acuerdo con Grecia: todo eso hace que Europa esté en el buen camino. Muchos votantes están reclamando ahora que una agenda para el crecimiento acompañe a la de la austeridad. Pero los líderes también están en esa línea desde hace algunos meses. Era necesario para los Gobiernos atacar el problema de la deuda; pero también es indispensable que se den cuenta —todos debemos hacerlo— de que es necesario que el crecimiento acompañe: para conservar el apoyo de la opinión pública a las reformas, pero también para la deuda, porque no puedes reducirla si no creces.

P. En Europa se extiende un sentimiento de hostilidad a la globalización y al capitalismo. Crecen los partidos populistas y marginales. Los Parlamentos se fragmentan, y la gobernanza se hace más difícil. ¿Le preocupa a EE UU contar con socios frágiles e inestables?

Para conservar el apoyo de la opinión pública a las reformas , el crecimiento tiene que acompañar a las medidas de austeridad. No se puede reducir la deuda si no se crece

R. Extremistas y partidos marginales siempre crecen en tiempos de dificultades económicas. Esto no es nuevo. No es sorprendente ver protestas y votos para partidos antisistema. Es algo preocupante y que observamos con atención, pero no hay que exagerar el riesgo. Sería equivocado concluir que la respuesta de los electores a las recientes políticas haya sido votar a populistas. En realidad, la tendencia principal es simplemente votar en contra del partido en el poder.

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P. La crisis claramente reduce el peso de Europa en el mundo y su músculo militar. ¿Vamos a convertirnos en un actor irrelevante en la escena mundial?

R. No hay ninguna duda de que la tendencia de largo plazo del gasto militar europeo es negativa y es un asunto que preocupa. Europa necesita medios para ser un socio creíble e importante para EE UU. Es una tendencia que viene de lejos y que es exacerbada por la crisis. Así que urgimos a los aliados europeos a tener eso en la cabeza y mantener recursos adecuados para Defensa. Pero Europa sigue siendo un socio fundamental para nosotros. La operación en Libia lo demuestra. Naturalmente, estamos preocupados de que las capacidades europeas desaparezcan si el gasto militar se reduce demasiado. El cuadro tiene luces y sombras, y habrá que esforzarse en gastar de manera más eficaz.

P. Putin acaba de retomar la presidencia rusa. La ampliación de la OTAN y el escudo antimisiles han causado en el pasado graves tensiones con Rusia. ¿Merece la pena avanzar en esos proyectos al coste de un empeoramiento de las relaciones con Rusia?

R. La ampliación de la OTAN ha sido un éxito enorme que ha contribuido a la estabilidad y al desarrollo de la democracia en la Europa centrooriental. Esto no es para nada una amenaza a Rusia. No tenemos nada de que disculparnos, y seguimos creyendo que la política de puertas abiertas es la actitud correcta. En defensa antimisiles, hemos aclarado que se trata de una necesidad estratégica, dada la creciente amenaza procedente de la proliferación balística y nuclear. Toda la Alianza apoya el programa. No está dirigido contra Rusia y no mina su capacidad ofensiva. Queremos colaborar con Moscú. No niego que todavía no hemos hallado un acuerdo. Pero seguiremos trabajando para ello. En cualquier caso, hemos dejado claro desde el principio que queremos desarrollar la relación con Rusia, pero no lo haremos a expensas de los intereses de nuestros aliados y amigos. La ampliación OTAN y escudo antimisiles están entre ellos.

P. ¿Cree que será posible alcanzar algún acuerdo con Putin sobre Siria?

R. Tenemos serias discrepancias sobre la cuestión siria. Lamentamos que Rusia no apoyara varias resoluciones de la ONU porque dividió la comunidad internacional y dio a Asad la impresión de que tenía un respaldo, y que podía seguir en el poder pese al uso brutal de la fuerza. Hemos intentado convencer a los rusos de que Asad no tiene futuro. Se le dieron muchas oportunidades para hacer reformas y dialogar con la oposición, pero no las aprovechó. Cuanto más se queda Asad, más crece el riesgo de guerra civil.

P. ¿Está la opción militar sobre la mesa?

R. No estamos barajando la opción militar, estamos centrados en la actuación diplomática. La gente no debería inferir que, como hemos utilizado la fuerza en Libia, entonces automáticamente no tenemos otras opciones en Siria. Las situaciones son diferentes. Para Libia, teníamos una resolución de la ONU, necesidad clara, claros objetivos militares que podíamos cumplir, el apoyo de la Liga Árabe y de los aliados de la OTAN. Con Siria no se cumplen todas esas condiciones.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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