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Los líderes europeos guardan silencio sobre Grecia antes de la cumbre del G-8

Los cuatro grandes países están de acuerdo con que el rigor y el crecimiento vayan de la mano

Los líderes de los cuatro países europeos que participan en el G-8 (Alemania, Francia, Italia y Reino Unido) más los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión están de acuerdo en que la disciplina presupuestaria y el crecimiento son necesarios e irrenunciables para salvar a Europa del marasmo, según la escueta explicación de un portavoz alemán sobre lo tratado en la videoconferencia que han mantenido los seis antes de verse mañana en Estados Unidos con el resto del G8. Nada sobre Grecia, el problema que angustia ahora mismo a Europa y sobre la que José Manuel Durao Barroso extendió una nueva capa de confusión.

Los socios europeos del G-8 más Herman Van Rompuy, en nombre del Consejo Europeo, y Barroso, presidente de la Comisión, se reúnen este viernes y sábado en Camp David para tratar de un amplio abanico de cuestiones sobre la situación mundial --del cambio climático a Afganistán pasando por la seguridad alimentaria o la primavera árabe-- en la que ha tomado carácter de protagonista Grecia, por lo que su impredecible evolución supone para la estabilidad del euro y de la Unión.

Antes de reunirse físicamente en Estados Unidos, Van Rompuy ha convocado a media tarde una videoconferencia con la alemana Angela Merkel, el francés François Hollande, el italiano Mario Monti y el británico David Cameron, “para coordinar posiciones sobre los temas principales de la agenda del G-8”, según el propio Van Rompuy. Una fuente británica ha subrayado el valor añadido de que fuera la primera en la que iba a participar Hollande y ha dicho esperar “que se hable también de la zona euro”, dejando entender que se refería a Grecia.

Concluida la videoconferencia el portavoz de Merkel ha informado sobriamente de que el resultado de la cita ha sido “un acuerdo sólido sobre el hecho de que la consolidación presupuestaria y el crecimiento no con contradictorios y que ambos son necesarios”.

Las dudas que suscita Grecia topan en el G8 con el caballo de Troya británico

Silencio sobre Grecia, aunque no tan estruendoso como el de Barroso ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Hasta allí había llegado el presidente de la Comisión Europea para vender al mundo la idea de que por la UE va a echar el resto para mantener a Atenas en el club de la moneda única. “Queremos que Grecia continúe en la zona euro. Y la Unión Europea hará todo lo necesario para conseguirlo”, se ha podido leer en el discurso presidencial adelantado a la prensa. La cuestión es que luego Barroso no ha pronunciado esas palabras y en su entorno de Bruselas se ignoraba la razón del mutismo.

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La más densa niebla ha seguido envolviendo a todo lo que tiene que ver con Grecia y su estabilización, misión que más de uno ve al filo de lo imposible. Como los 17 miembros de la eurozona están atados por la discreción y el interés propio, el dramatismo queda para un europeo que no pertenece al club de la moneda única. “Grecia está al límite, la supervivencia del euro en juego”, dice Cameron.

La UE acude conjurada al G-8 con la idea de que se hará todo lo necesario para salvar al euro, y con él a la economía mundial de un tsunami, lo que supone hacer lo posible y lo imposible por Grecia. Lástima que en el momento previo estelar, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, desapareciera la clave del arco del discurso. “Fue un cambio de último minuto del que la delegación de la UE ante la ONU no tenía noticia”, ha acertado a decir un portavoz comunitario.

Más firme no podía ser la prevista declaración de Barroso: “Por lo que respecta a Grecia, quiero reafirmar con total claridad que queremos que Grecia continúe en la zona euro. Y la Unión Europea hará todo lo necesario para conseguirlo”.

El sorprendente silencio sobre Grecia ha venido precedido de la promesa europea de seguir actuando con rigor ante la crisis y la voluntad de no perder el foco sobre la estabilidad. “Tenemos que mantener el rumbo, sin por ello ser ciegos antes una situación económica en evolución”, ha señalado el presidente de la Comisión en Nueva York. “Reducir la deuda y el déficit es crucial para crear confianza y reducir los costes del endeudamiento”.

Tras considerar como irrenunciables las reformas estructurales para profundizar en el mercado único “y crear una auténtico mercado europeo de trabajo”, Barroso ha aludido, entre otras intervenciones, a los bonos para proyectos “que atraerán hasta 4.600 millones de euros en los dos próximos años para proyectos clave de infraestructura de transporte, energía y digitalización”.

Las dudas que suscita Grecia, que los países de la eurozona pugnan por contener, topan en el G8 con el caballo de Troya británico. El euroescéptico Cameron --en especial con respecto a la moneda única, que no quiere en casa y fuera quiere estable en la medida en que esa estabilidad le es necesaria para el Reino Unido-- explota del momento. “Grecia está al límite, la supervivencia del euro en juego” ha anunciado el premier en una conferencia de la patronal británica en Manchester. “Nos encontramos en territorio inexplorado lo que supone grandes peligros para todos. Como he dicho repetidamente, al Reino Unido le interesa que la zona euro resuelva sus problemas”.

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