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El jefe del OIEA llega a Teherán para hablar directamente con el régimen iraní

Yukiya Amano asegura que tiene la "esperanza" de llegar a un acuerdo Los contactos son un test antes de la crucial reunión del Grupo 5+1 en Bagdad

Ángeles Espinosa
Yukiya Amano, jefe de la OIEA, a su llegada a Teherán.
Yukiya Amano, jefe de la OIEA, a su llegada a Teherán.D. N. (AFP)

La visita a Teherán del director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) despertó un enorme interés. Si Yukiya Amano ha viajado este lunes a Irán por primera vez desde su nombramiento en 2009, eso debía de significar que las autoridades de ese país le habían prometido alguna concesión importante y, como resultado, podía desbloquearse la crisis nuclear que les enfrenta con el resto del mundo. A pesar de las buenas palabras tanto de Amano como de sus anfitriones, el lunes por la noche aún no había ningún anuncio concreto de un avance significativo.

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“Las negociaciones han sido muy útiles. Hemos mantenido conversaciones extensas e intensas en una buena atmósfera”, declaró Amano, según la web de la televisión estatal iraní, tras reunirse con el jefe de la agencia local de la energía nuclear, Fereydún Abbasí-Davaní. Amano también se entrevistó con el jefe negociador iraní, Said Yalilí, y con el ministro de Exteriores, Ali Akbar Salehí.

Ante la reunión que va a mantener el miércoles en Bagdad con las seis grandes potencias, el Gobierno iraní ha lanzado una ofensiva para tratar de convencer al mundo de su disposición a cooperar con el OIEA y evitar así un nuevo endurecimiento de las sanciones que le castigan por su programa nuclear o, en el peor de los casos, una acción militar.

“Sin duda, el progreso de [estas] conversaciones tendrá un impacto positivo en las negociaciones entre Irán y el G-5+1 [las seis potencias]”, admitió Amano, según la citada web, antes de precisar que “por supuesto, se trata de dos asuntos diferentes, pero que pueden reforzarse mutuamente”.

Si Teherán logra convencer a Amano de que, finalmente, va a permitir a los inspectores de la ONU libre acceso a sus instalaciones nucleares, los Seis (EE UU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) van a tener mucho más difícil no aflojar sus exigencias en Bagdad. Sin embargo, el punto de fricción clave entre Irán y el OIEA, el acceso al complejo militar de Parchín, no aparece mencionado en ninguno de los medios de comunicación iraníes. En ese lugar es donde existen sospechas de que Irán ha realizado pruebas de detonación de bombas nucleares, algo que contradiría su insistencia en los objetivos exclusivamente civiles de su programa.

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De hecho, fuentes diplomáticas occidentales se han apresurado a declarar que los Seis esperan “algo concreto” y no solo promesas de parte de Teherán. Un gesto que se repite en todas las conversaciones es la renuncia al enriquecimiento de uranio al 20%. Tal es el deseo de rebajar la tensión, que hace apenas un par de meses hacía temer un ataque de Israel antes de que acabara el verano, que el diario Haaretz asegura que ese país está dispuesto a aceptar un compromiso.

“Aunque Israel ha estado expresando flexibilidad cero en cuanto a un posible acuerdo con Irán, el ministro de Defensa Ehud Barak emitió hace pocas semanas un comunicado escrito [que afirma] que Israel consentiría que Irán siga enriqueciendo uranio al 3,5%, así como que mantenga unos cientos de kilos de ese uranio poco enriquecido en el país”, afirma el diario israelí.

Por su parte, altos funcionarios estadounidense llevan algunos días mostrando su “esperanza” en que el efecto de las sanciones empuje a Irán a aceptar un pacto y se han mostrado dispuestos a ofrecer “un paquete de incentivos” a cambio de un acuerdo verificable de la suspensión del enriquecimiento de uranio al nivel requerido para fabricar un arma nuclear. El problema es que entre esos incentivos no parece incluirse el levantamiento de las sanciones a las exportaciones de petróleo que entran en vigor el 1 de julio, algo que los portavoces iraníes reclaman con creciente insistencia.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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