_
_
_
_
_

Decenas de muertos en un ataque suicida contra militares en Yemen

Al Qaeda se atribuye la matanza en un comunicado y amenaza con más ataques Hay más de un centenar de heridos

Ángeles Espinosa

El brutal atentado del lunes en la mañana en Saná es la respuesta de Al Qaeda a la última ofensiva del Ejército de Yemen para recuperar el territorio del que sus activistas se han apoderado en el sur del país. Fuentes hospitalarias citadas por el diario Yemen Post informan de 120 muertos y 350 heridos, pero en el último parte oficial, las autoridades colocan la cifra en 70 soldados fallecidos y un centenar de heridos, después de que uno de ellos, que escondía los explosivos bajo el uniforme, se hiciera estallar en el medio del ensayo para el desfile militar que este martes iba a conmemorar la unificación del Norte y el Sur hace 22 años. Al Qaeda amenazó con nuevos ataques si continúa la campaña militar contra sus posiciones.

“Nos vengaremos, si Dios quiere, y las llamas de la guerra os alcanzarán en cualquier lugar. Lo ocurrido solo es el inicio de una yihad [guerra santa] en defensa del honor y de las santidades”, afirma Al Qaeda en un comunicado dirigido a los militares yemeníes y difundido por la agencia Reuters. Todas las víctimas son soldados u oficiales de la Seguridad Central, un cuerpo del Ejército que dirigía el general Yehya, un sobrino del depuesto Ali Abdalá Saleh al que el nuevo presidente, Abed Rabbo Mansur Hadi, ha aprovechado para destituir de forma fulminante.

En el lugar, en la plaza de Sabaín, una amplia explanada cercana al palacio presidencial que habitualmente se usa para los desfiles, quedó un enorme cráter. El atentado, el más grave que ha sufrido la capital yemení, se produjo justo delante de la tribuna de autoridades, donde en ese momento se encontraban el ministro de Defensa, Mohamed Naser Ahmed, y el jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Ali al Achual. Aunque ambos resultaron ilesos, el comunicado de Al Qaeda les identificó como objetivo del atentado.

Al Qaeda ha logrado hacerse fuerte en algunas regiones del país, y desde el 12 de mayo, el Ejército ha contraatacado a los fundamentalistas

En cualquier caso, el mensaje al Ejército parece contundente. Antes incluso de que el grupo Ansar al Sharia (Partidarios de la Ley Islámica) se responsabilizara de la matanza, todas los analistas apuntaban a Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), con la que Ansar está afiliado. Esa red terrorista ha aprovechado la debilidad del Gobierno central ante la crisis política que desataron las protestas alentadas por la Primavera Árabe el año pasado para hacerse fuerte en la provincia de Abyan, al sur del país.

Sin embargo, desde su llegada a la jefatura del Estado el pasado febrero, Hadi ha expresado su voluntad de erradicar a los terroristas. Con la ayuda de Estados Unidos, cada vez más preocupado por el descontrol que existe en Yemen y que tiene instructores sobre el terreno, los militares lanzaron una ofensiva hace diez días para tratar de recuperar las zonas “liberadas” por Ansar. Ese paso, que también cuenta con el apoyo de algunos jefes tribales desplazados por los nuevos líderes leales a AQAP, ha roto con la aparente pasividad que el Ejército había mostrado hacia sus avances mientras Saleh lo ocupaba en defender su sillón.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Esas operaciones han dejado 234 muertos, según un recuento realizado por France Presse, de los que 158 serían combatientes de AQAP, 41 soldados, 18 tropas auxiliares y 17 civiles. Además, numerosos jefes de esa banda han muerto en las últimas semanas en el sur y el este de Yemen en ataques de drones (aviones no tripulados) estadounidenses. Washington, que no confirma ni desmiente esos polémicos asesinatos selectivos, parece haber intensificado sus operaciones a raíz del descubrimiento de un plan de Al Qaeda para hacer estallar en el aire un avión norteamericano, del que se informó a principios de mes.

Entonces, un alto funcionario estadounidense contó a The New York Times que AQAP había preparado un artefacto explosivo cosido a unos calzoncillos que hubiera sido muy difícil de detectar incluso en un cacheo manual. El atentado pudo evitarse gracias a un agente saudí infiltrado cuya información también permitió que EE UU lanzara el ataque de drone que el pasado 6 de mayo acabó con la vida de Fahd al Quso, un dirigente de Al Qaeda al que buscaban por la bomba contra el destructor Cole en el año 2000.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_