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SALIL SHETTY | SECRETARIO DE AMNISTÍA INTERNACIONAL

“La austeridad ha de tener en cuenta su impacto en los derechos humanos”

El secretario general de Amnistía Internacional desde julio de 2010 defiende el papel de la organización en el mundo

Salil Shetty, en 2010.
Salil Shetty, en 2010.SAMUEL SÁNCHEZ

Comprometido desde siempre con la defensa de los derechos humanos, el indio Salil Shetty es secretario general de Amnistía Internacional desde julio de 2010 y antes fue consejero delegado de Action Aid y director de Naciones Unidas para campaña del Milenio

Pregunta. Cuando AI hace una campaña sobre un caso particular suele ser muy efectiva. Pero, ¿hasta qué punto es útil este informe anual, con datos más o menos ya publicados en la prensa?

Respuesta. Nos planteamos la misma pregunta, porque no es fácil publicar cada año un informe. Pero es el documento mas fidedigno sobre el estado de los derechos humanos en el mundo. Es una referencia. La gente sabe que es independiente, imparcial, creíble. Se publican muchas noticias, pero este informe sitúa las cuestiones en el marco de los derechos humanos.

P. Sin faltarle el respeto, ¿no se están convirtiendo un poco como el Consejo de Seguridad: muy respetado pero no muy eficaz?

R. No creo… Depende del contexto, pero lo importante de Amnistía es que es un movimiento popular, con mas de tres millones de miembros en todo el mundo. AI ha tenido mucho que ver los levantamientos populares del año pasado, apoyándoles desde muchos sitios del planeta, reforzando sus argumentos, dando pruebas, investigación… Diría que somos parte del proceso de cambio pero por desgracia el Consejo de Seguridad es parte del status quo.

P. Otro crítica es que se refleja igual la situación en todos los países. Como si España o EE UU estuvieran igual que Sri Lanka…

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R. No evaluamos la situación con el objetivo de que cada país parezca diferente. Ese no es el objetivo. Decimos la verdad. Y la verdad es que hay problemas y desafíos en muchos países. Creo que hay muchas similitudes y también diferencias significativas.

P. ¿Cómo ve la creciente debilidad de las democracias europeas, el que la gente vote por algo que sabe que no va a ocurrir porque los gobiernos ya no pueden hacer lo que quiere la gente?

R. Si nos fijamos en el corazón de la crisis hay consenso en que el problema es que las instituciones financieras y los mercados no están obligados a rendir cuentas. La consecuencia es que se margina a la gente que depende del gasto del Estado y eso pone en riesgo los derechos humanos. Antes de que los gobiernos tomen decisiones sobre el gasto social tienen que hacer un análisis sobre su impacto en los derechos humanos.

P. Usted denuncia que la débil reacción de los gobiernos ante los levantamientos árabes, también en Occidente. ¿Refleja eso un desinterés de sus opiniones publicas sobre los problemas en otros países?

R. Cuando hay una crisis la gente mira hacia si mismo. Pero el problema es si lo que esta pasando en Occidente, en el Sur, o en Oriente Próximo o en África significa que se violan los derechos humanos de la gente con menos poder. Los mayores problemas son los que afrontan aquellos que viven en las chabolas, sin trabajo. Los poderosos se ven menos afectados cuando ocurren estas cosas. Y es lo mismo en Occidente. Por eso para Amnistía Internacional es tan importante la solidaridad internacional. Pero he de decir que cuando ponemos en marcha una campana sobre esos asuntos no estamos viendo ninguna reducción en los niveles de energía y de entusiasmo para luchar por las causas internacionales.

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