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Las grandes escuelas francesas, cuna de matemáticos extraordinarios

Las escuelas normales superiores constituyen un entorno muy apropiado para los estudiantes de esta materia

Los franceses son buenos en matemáticas. Es cierto que los alumnos de 15 años no se distinguen de sus condiscípulos extranjeros en los estudios sobre el nivel escolar (los famosos informes PISA) que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en unos 60 países. Pero la situación cambia mucho en la enseñanza superior y la investigación.

Así lo demuestran, por lo menos, el éxito de los licenciados franceses en matemáticas entre los cazatalentos internacionales y, en otro sentido, la lista de galardonados con la medalla Fields, el equivalente del premio Nobel en matemáticas. El primer país por número de distinciones en este ámbito es Estados Unidos, con 13 medallas. Justo detrás, Francia posee 11 (entre ellos un apátrida que ha desarrollado toda su carrera en Francia).

La Unión Matemática Internacional (UMI), que otorga la recompensa desde 1936, no confirma estas cifras: "No tenemos ningún registro de la nacionalidad de los galardonados", explica Martin Grötschel, secretario de la UMI. "Para nosotros, eso no quiere decir gran cosa. Por ejemplo, Bao-Châu Ngô nació en Vietnam, se hizo francés en 2010 y hoy trabaja en Estados Unidos". Otros premiados, en cambio, como el francés Cédric Villani, han preferido permanecer en Francia. "Varios de los mejores siguen queriendo publicar en francés", recuerda Olivier Faron, "porque tienen apego a la escuela matemática francesa".

¿Cuál es el secreto de este nivel? "Las escuelas normales superiores (ENS) desempeñan un papel fundamental", destaca Cédric Villani, director del Instituto Henri-Poincaré y profesor de matemáticas en la Universidad de Lyon. De hecho, "las 10 medallas francesas corresponden a antiguos alumnos. Ninguna otra institución en el mundo puede alardear de un resultado semejante", se felicita el Departamento de Matemáticas y Aplicaciones de las ENS. Las escuelas normales superiores constituyen un entorno muy apropiado para los matemáticos. Atraen a los alumnos más brillantes de las clases preparatorias (después de haber aprobado el bachillerato), en las que ya han adquirido enseguida hábitos de trabajo que les resultan muy útiles después.

"El concurso de entrada a las ENS es una prueba de aptitud a tamaño natural que permite saber si están capacitados para dedicarse a las matemáticas de cierto nivel", subraya Olivier Faron, director de la ENS de Lyon. "Una vez dentro, los alumnos forman parte de una promoción de jóvenes con un buen nivel en la que se puede expresar un espíritu de emulación positiva. Este contexto se presta a la aparición de talentos. Y en matemáticas, los talentos surgen de inmediato".

Además, "un buen sistema nunca sustituirá a una gran tradición", destaca Cédric Villani. En el siglo XVIII, la renovación intelectual impulsada por la Ilustración también afectó a las ciencias. Y como hizo Voltaire con las leyes de Newton y Kepler, muchos intelectuales son aficionados a popularizar conceptos científicos.

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