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El Parlamento francés: otra vez blanco y lleno de hombres

Solo el 40% de los candidatos a las legislativas del domingo son mujeres. En la UMP de Sarkozy, el dato baja al 28%. Apenas una decena de inmigrantes tienen posibilidades reales de ser elegidos

La Asamblea Nacional francesa.
La Asamblea Nacional francesa.

La izquierda francesa se mantiene en cabeza de los sondeos para el primer turno de las elecciones legislativas, que se celebra el 10 de junio. Los socialistas, el Frente de Izquierdas y los verdes de Europa Ecología suman entre el 44,5% y el 47% de intención de voto, frente al 32%-35% atribuido a la UMP, de centro-derecha, y un 14%-16% al extraparlamentario Frente Nacional, rebautizado como Agrupación Azul Marine por su líder, Marine Le Pen. Los electores deben elegir 577 diputados en otras tantas circunscripciones, y la batalla se dirime a dos vueltas, salvo si un candidato logra en la primera más del 50% de los votos. A una semana de la cita con las urnas, lo único que parece claro es que la Asamblea Nacional no reflejará la pluralidad de la sociedad francesa. Solo se presentan un 40% de mujeres (2.641 candidatas sobre un total de 6.591), y las previsiones estiman que el 17 de junio saldrán elegidos apenas una decena de inmigrantes. La cifra suena ridícula, pero la actual Asamblea Nacional saliente no contaba con un solo diputado francés llegado de la inmigración.

Por primera vez en la historia del país, el Gobierno francés es estrictamente paritario: 17 ministras y 17 ministros. La norma se ha vulnerado en la formación de los equipos ministeriales; según ha publicado Libération, de los 140 asesores y consejeros nombrados solo 38 son mujeres. Pero en las legislativas el Partido Socialista asegura que ha cumplido la ley y las promesas, y presentará un 50% de mujeres y un 50% de hombres.

Un total de 24 ministros (y ministras) se jugarán su puesto en el envite, ya que el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, condicionó su continuidad en el Gabinete a la conquista del escaño. Diez de ellos han optado por no presentarse, sabiendo que perderían, como Christiane Taubira, la titular de Justicia, originaria de la Guyana. Y hay casos sugerentes como el del ministro de Economía, Pierre Moscovici, mano derecha de François Hollande, que lucha por renovar su asiento en una circunscripción de Doubs (en el este). Moscovici no debe tenerlas todas consigo, porque aprovecha para hacer campaña personal en radios y televisiones mientras explica las posiciones del Gobierno sobre el paro o la crisis del euro. “Perdón por la propaganda”, dijo el otro día para justificar la doble tarea.

A falta de conocer la suerte de los miembros del Ejecutivo, en la próxima Asamblea Nacional habrá cosas que cambiarán muy poco respecto al pasado. La proporción de féminas entre los candidatos ha reculado de un punto y medio respecto a hace cinco años, cuando los partidos presentaron a un 41,6% de mujeres. La ley obliga a presentar listas paritarias, pero solo cumplen los socialistas, Europa Ecología-Verdes y la formación de Marine Le Pen, pese a la oposición de su padre, Jean-Marie, quien hace poco bramó contra “esa ley estúpida de la paridad” que “obliga a sustituir a buenos candidatos por damas de menor calidad”.

Varios pequeños partidos se atienen al imperativo legal, y Debout la République, de Nicolas Dupont-Aignan, lo mejora con 159 candidatas por 146 candidatos. El centrista MoDEM de François Bayrou afirma haber subido su cuota rosa al 40%, y la palma del machismo es para la Unión por un Movimiento Popular, el partido que todavía preside Nicolas Sarkozy, que alinea a tres hombres y pico por cada mujer: un 72% de caballeros y un 28% de señoras.

El secretario general, Jean-François Copé, se declara “culpable con arrepentimiento”, y justifica la violación de la ley con dos motivos: uno, que no es “un gran militante de la paridad”, y dos, que “muchos de los diputados salientes son hombres muy anclados al territorio y resulta extremadamente difícil sacrificarlos”.

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La fidelidad al macho le va a costar cara a la UMP, porque quienes no respetan la norma de la paridad deben pagar una sanción económica proporcional a la brecha entre ambos sexos, y son multas que se pagan de verdad: el Estado retiene la cantidad de las subvenciones a los grupos políticos. En 2007, la UMP solo presentó un 26% de candidatas, y la broma le costó 4,1 millones de euros. El Partido Socialista presentó un 45,2% y pagó medio millón, según el Observatorio de la Paridad. Ese año, fueron elegidas solo 107 mujeres sobre un total de 577 escaños, es decir, el 18,5%.

Copé argumenta que, tras perder las presidenciales, la UMP “debe tener el máximo número posible de diputados”, pero varias mujeres del partido han protestado contra una decisión que consideran no solo machista sino también, en algunos casos, racista. La exministra de Justicia Rachida Dati tuvo que renunciar a una más que probable reelección por la segunda circunscripción de París (la más derechista de la capital) porque el ex primer ministro, François Fillon, le quitó el puesto manu militari. Dati montó en cólera pero perdió la guerra y ahora se desahoga a través de Twitter. Tiene el apoyo de Marie-Jo Zimmermann, responsable de los derechos de las mujeres en la UMP, que ha deplorado que “algunos caciques de la UMP sustituyen a mujeres en circunscripciones ganables”. Otro caso similar es el de Nora Berra, otra exministra de Sarkozy que no ha obtenido la nominación del partido en Lyon: “Me hicieron comprender que mis orígenes podían suponer un problema para ciertos electores”, ha contado amargamente.

Quizá por esa xenofobia latente, la promoción de la diversidad étnica y religiosa avanza más despacio todavía que la igualdad de sexos. Según calcula Le Parisien, solo una decena de candidatos de origen africano o magrebí saldrán elegidos el 17 de junio. Casi todos serán socialistas. El PS presenta 20 candidatos foráneos, la mitad de los cuales parte en posición ventajosa gracias a Martine Aubry, primera secretaria del partido, que insistió y venció la resistencia del aparato.

En la UMP, la mayoría de los 314 diputados cesantes —la inmensa mayoría hombres blancos— optan a su reelección y eso reduce el margen de apertura. Rama Yade, exministra de Deportes, parece la única capaz de dar la sorpresa, pero se presenta como disidente contra el aspirante oficial, Manuel Aeschliman. Los otros 15 naturalizados oficiales lo tienen peor. Una posible razón es que las invectivas de Sarkozy contra los extranjeros durante la campaña de las presidenciales tuvieron un efecto demoledor: el 85% de los musulmanes franceses votó por Hollande.

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