_
_
_
_
_

Portugal inyecta 6.600 millones a la banca al superar el examen de la troika

Lisboa cumple los compromisos y recibirá el quinto tramo de ayuda para el país

Antonio Jiménez Barca
Portugueses protestan contra la visita de la 'Troika'.
Portugueses protestan contra la visita de la 'Troika'.ANTONIO COTRIM (EFE)

Portugal cumple, y aunque a trompicones, con grandes sacrificios y tutelada, avanza sin desplomarse. Los técnicos de la troika (BCE, FMI y UE) han dado este lunes por buenas las cuentas del país y han ordenado el desembolso de 4.100 millones de euros, esto es, el quinto tramo del dinero acordado hace un año para salvar al país de la bancarrota y que sumaba en total 78.000 millones de euros. Aprovechando el aprobado, el Gobierno portugués ha informado de que inyectará a través de fondos públicos 6.650 millones de euros a los tres principales bancos del país. De esta cantidad, 5.000 millones proceden del fondo reservado en el programa acordado con la troika para ayudar a las instituciones financieras, dotado con 12.000 millones de euros, vertido hace meses, coincidiendo con el tercer aprobado. El Banco Comercial Portugués (BCP) será el que mayor apoyo reciba, con 3.500 millones de euros, seguido por la estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD), con 1.650 millones, y del Banco Portugués de Inversiones (BPI), con 1.500 millones. El Gobierno ha añadido que está preparado para ayudar a otras entidades si éstas lo precisan y cumplen las condiciones exigidas. Entre estas condiciones hay una que acarreó muchos elogios: los directivos y miembros del Consejo de Dirección de los bancos que se acojan a la inyección de fondos deberán bajarse el sueldo (tanto el monto fijo como las comisiones e incentivos variables) un 50%.

La troika se ha ido, pues, satisfecha. Portugal, que desde el principio jugó a desempeñar el papel de buen alumno europeo, sigue ejecutando milimétricamente las condiciones firmadas a cambio del macro-préstamo. Así, el primer objetivo del Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho en los últimos meses, que era el de desgajar como fuera el destino político de su país del de Grecia y el que la comunidad internacional dejara de meter a todos los países rescatados en el mismo saco, está conseguido. Portugal nunca fue Grecia, eso es cierto. La diferencia es que ahora, tras cuatro exámenes aprobados de la troika, todo el mundo lo sabe.

La caída de la economía portuguesa es menor de la prevista. El Gobierno calculaba hace meses que el PIB retrocedería en 2012 un 3,3%. Ahora cree que solo lo hará un 3%

El ministro de Finanzas, Vítor Gaspar, que dio el lunes la rueda de prensa para explicar los resultados de las inspecciones, es consciente de que muchos de los peligros económicos que rondan a Portugal se encuentran sobre todo fuera de sus fronteras (en España sin ir más lejos). “Debemos concentrarnos en lo que depende de nosotros, y seguir el programa con determinación y sacrificio”.

Con todo, el todopoderoso ministro de Finanzas portugués dio algunos datos positivos, o por menos no muy malos, que demuestran que la caída de la economía portuguesa es menor de la prevista. El Gobierno calculaba hace meses que el PIB retrocedería en 2012 un 3,3%. Ahora cree que solo lo hará un 3%, debido al repunte de las exportaciones. Aún así, Gaspar fue muy cauto, dado la anémica situación del país y al incierto panorama exterior: “No debemos exagerar, ya que las alteraciones no son significativas”.

La recuperación será lenta: la troika calcula que el año que viene Portugal solo crecerá un 0,2%. Además, el paro no deja de crecer y alcanzará en 2013 un 16%, una cifra jamás vista en este país.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Desde hace un año, Portugal vive en una espiral creciente de recortes, ajustes y austeridad encaminada a reducir cueste lo que cueste el déficit a un 3% en 2013 (en 2010 estaba en el 9,8%). El Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho se vanaglorió, incluso, de ir más allá de lo que ordenaba la troika en algunos sectores para contener el gasto y ahorrar. Para ello, entre otras cosas, en otoño se les recortó las pagas extra de verano y Navidad a funcionarios y pensionistas y nadie sabe cuándo volverán a cobrarla; o se subió el IVA en enero hasta el 23% en muchos productos, incluidos muchos de la cesta de la compra como los yogures.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_