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Gran operación en Italia contra el terrorismo anarquista

Los Carabinieri han arrestado a 10 sospechosos y registrado 40 domicilios

Un círculo señala el lugar donde fue tiroteado el ejecutivo Roberto Adinolfi.
Un círculo señala el lugar donde fue tiroteado el ejecutivo Roberto Adinolfi.PAOLO RATTINI (AFP)

El 15 de octubre pasado, ante la sorpresa de todos, y en especial de la policía, Roma ardió. Dos centenares de encapuchados, siguiendo tácticas de guerrilla urbana, lograron incendiar una furgoneta de los Carabinieri –sus ocupantes se salvaron de chiripa—y convertir la capital de Italia en el impropio escenario de una batalla campal. El 7 de mayo, Roberto Adinolfi, gerente de Ansaldo Nuclear, fue tiroteado a la salida de su casa de Milán al viejo estilo de las Brigadas Rojas. Las fuerzas del orden italianas creyeron entonces que a la semilla radical plantada en Roma le había bastado siete meses, y una conflictividad ambiental muy favorable, para convertirse en terrorismo. Este miércoles, al alba, una gran redada de los Carabinieri arrasó con los dos grupos anarquistas que, según se sospecha, planificaron la escalada de violencia.

Roberto Adinolfi fue atacado en la puerta de su casa de Milán por dos individuos que no querían robarle ni matarlo, sino dispararle en la pierna, dejarle un aviso, a él y a toda la sociedad: el terrorismo había regresado a Italia utilizando el mismo rito macabro que, en la década de los 70, lo habían hecho las Brigadas Rojas. No se trataba, además, de un hecho aislado. Las autoridades ligaron el ataque a otros cinco ataques perpetrados contra la Universidad Bocconi de Milán, el centro de identificación y expulsión de inmigrantes en Gradisca d’Isonzo (región de Friuli-Venecia Julia), un directivo de Equitalia en Roma y las sedes del Deutsche Bank en Frankfurt y de la embajada griega en París.

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Tras el atentado contra el directivo de Ansaldo Nuclear, el gobierno de Mario Monti ordenó a las fuerzas de seguridad que diesen máxima prioridad a las investigaciones. Los primeros resultados son los que se han producido hoy. En una gran operación desarrollada en todo el país –y también en Suiza y Alemania--, los Carabinieri arrestaron a 10 sospechosos y registraron 40 domicilios durante la búsqueda de otros 24 radicales. Se trata de miembros de las llamadas Federación anárquica informal (FAI) y del Frente Revolucionario Internacional (FRI). La acusación que figuraba en las órdenes de arresto no deja lugar a dudas: “Terrorismo con finalidad internacional”. Por su parte, los Carabinieri atribuyen a los dos anarquistas detenidos en Suiza y Alemania el diseño de la campaña terrorista. Los momentos de atentar, los objetivos, los comunicados de reivindicación e incluso las siglas bajo las que operar. En el listado de los detenidos ofrecido por la fiscalía italiana figura un español, Gabriel Pombo da Silva, de 44 años, que ya se encontraba encarcelado en Alemania.

El jefe de la Agrupación Operativa Especial (ROS, por sus siglas en italiano) de los Carabinieri de Perugia, Giampaolo Ganzer, ha dicho que con las detenciones se ha logrado “neutralizar una sección extremadamente peligrosa, integrada por miembros importantes de la galaxia anarquista”. El mando de la policía ha añadido que a los detenidos se les acusa de pertenecer a una “asociación terrorista anarco-insurreccionalista” y ha admitido que la redada también buscaba conseguir un efecto “preventivo y disuasorio”.

Según la fiscalía de Perugia, los detenidos en la operación Ardire –hombres y mujeres de entre 23 y 60 años—están muy cercanos a los que dispararon en la pierna al directivo milanés. El estilo de aquel ataque preocupó sobremanera a las autoridades italianas. No solo por la elección del objetivo, sino también por otros detalles del arma usada: una Tocarev del calibre 7,62, fabricada en la Unión Soviética a partir de 1943 y usada con frecuencia en el pasado por los terroristas de las Brigadas Rojas. De lo que contó entonces Adinolfi y de las pruebas recogidas sobre el terreno, la fiscalía de Génova y el Gobierno italiano llegaron a una conclusión –“las características del atentado son subversivas”—y, sobre todo, a un objetivo compartido: se debe hacer todo lo posible por cortar de raíz la amenaza terrorista. Que aquella pesadilla terrible de los 70 no vuelva a hacerse realidad.

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