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Una ONG denuncia la existencia de 27 centros de tortura en Siria

Human Rights Watch publica un informe en el que describe métodos de tortura, los centros en los que se perpetra y sus responsables

Yolanda Monge

Decenas de miles de personas se encuentran detenidas en al menos 27 centros de torturas en Siria, donde reciben palizas, descargas eléctricas, abusos sexuales y otros tipos de maltratos físicos y psicológicos, según informa la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW), en un informe hecho público hoy martes en Nueva York. En Archipiélago de tortura: Detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas en las prisiones desde marzo de 2011, HRW revela la existencia de diez centros de detención en Damasco, cuatro en Idlib, Latakia y Homs, respectivamente; tres en Daraa y dos en Aleppo, todos ellos dirigidos por altos mandos del Ejército sirio. “Los patrones sistemáticos de malos tratos y torturas documentados por HRW muestran una política de Estado de tortura que constituye crímenes contra la humanidad”, afirma la organización. HRW documenta en su estudio más de 20 métodos de tortura.

En la presentación del informe, HRW ha pedido al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que envíe al Tribunal Penal Internacional (TPI) el caso sirio y “adopte sanciones contra los responsables de los abusos” y en última instancia contra el presidente Bachar Al Asad por crímenes contra la humanidad. Siria no tiene ratificado el Estatuto de Roma, que fue la antesala de la creación del TPI, por lo que la alta corte internacional sólo tiene jurisdicción sobre esos delitos si el Consejo de Seguridad adopta una resolución que permita llevar al país ante sus jueces.

HRW resalta que es posible que existan otros centros que el grupo no ha podido documentar, ya que para exponer los actuales 27 se ha valido de más de 200 entrevistas a exdetenidos y desertores que han compartido sus casos. “Primero me aplastaron los dedos con alicates, luego comenzaron a ponerme grapas en mis dedos, pecho y orejas. Sólo me permitían arrancármelas si hablaba”, comparte uno de los detenidos. “Me torturaron tres veces cada día durante tres días. Pensé que jamás volvería a ver a mi familia”, relata otro ciudadano sirio.

Un desertor de una de las agencias de inteligencia sirias contó a HRW que la forma de tortura más común es la de golpear a las personas –la gran mayoría son hombres (de entre 18 y 35 años), pero también existen casos de ancianos, mujeres y niños- con palos y mantenerlos sin comer o beber durante horas.

Para uno de los investigadores de HRW que ha colaborado en el informe, Ole Solvang, “el alcance y la crueldad de estos centros de tortura es terrorífico”. “Rusia no debería de estar protegiendo a la gente que es responsable de esto”, ha finalizado. Rusia –aliada de Siria- y China han vetado hasta el momento dos resoluciones del Consejo que condenan a Damasco y bloqueado cualquier esfuerzo de Naciones Unidas para presionar al régimen de Bachar por las atrocidades cometidas desde marzo de 2011. “La cadena de responsabilidad debería de aplicarse no solo a los comandantes que dirigen los centros de detención, sino a los jefes de los servicios de inteligencia, al Gobierno y al apropio Asad”, pide HRW.

El documento expone que decenas de miles de personas han sido detenidas por la Inteligencia Militar, la Dirección de la Seguridad Política y las Direcciones Generales de Inteligencia y de las Fuerzas Aéreas, conocidas todas como ‘mujabarat’.

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La violencia en el país crece a medida que pasan los días. El lunes murieron 78 personas, entre ellas 44 civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una ONG con sede en Londres. Según esta misma fuente, más de 16.500 personas han muerto en Siria desde que empezó la rebelión contra el régimen en marzo de 2011.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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