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Portugal contrata enfermeros a cuatro euros la hora

La contratación de profesionales a sueldos ridículos desata una ola de indignación Hospitales franceses, suizos y alemanes buscan enfermeros portugueses ya formados

Antonio Jiménez Barca

La enfermera Ángela Mendes entraba a trabajar esta semana en el Centro de Salud de Torres Novas (Centro), situado a 90 kilómetros al norte de Lisboa, con un sueldo que ha sacudido a la sociedad portuguesa: cuatro euros a la hora. Quitando los descuentos y los impuestos, Mendes calcula que a final de mes cobrará unos 250 euros. Portugal es un país ahogado por recortes en todos los sectores públicos, donde las pagas extras de los funcionarios y pensionistas desaparecieron en otoño y donde los salarios se precipitan en caída libre, pero los cuatro euros a la hora de los nuevos contratos de unos sesenta enfermeros de hospitales y sanatorios públicos de algunas regiones del país han significado, para muchos, la gota que colma el vaso de la austeridad soportable. Mendes, de 25 años, con dos años de experiencia y cuatro de carrera, que hasta hace unos meses cobraba unos 700 euros al mes, se encoge de hombros y explica las dos razones que le impulsan a ir hoy a trabajar: "La primera, porque me gusta mi trabajo; la segunda, porque vivo a un paso del sanatorio con lo que no me gasto ni un euro en transporte o en comida. Es la única manera de que eso salga rentable. La verdad es que a última hora nos subieron cuatro céntimos. No sé si para reírse de nosotros o qué".

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El Sindicato dos Enfermeiros Portugueses ha denunciado la situación y consideran que está en juego “la dignidad de la profesión, la dignidad de los cuidados sanitarios y la dignidad del Servicio Nacional de Salud”. Y denuncia también la razón que lleva a que estos profesionales cobren tan poco: “Para abaratar costes, para que no se consoliden derechos, el Estado contrata a empresas que, a su vez, subcontratan a los enfermeros”, explica una portavoz de este sindicato Guadalupe Simões. El ministro de Sanidad portugués, Paulo Macedo, ante la polémica suscitada, ha asegurado que investigará la contratación de estos enfermeros de saldo, aunque la sindicalista Simões desconfía de que este gesto vaya a cambiar nada.

Mientras, hay enfermeros que han rechazado la contratación. Marta (nombre supuesto porque la interesada no quiere relevar su identidad para evitar represalias), de 27 años, ha preferido quedarse en casa: “Eché las cuentas y entre pagar la Seguridad Social, porque nosotros, que somos, en teoría, trabajadores independientes tenemos que pagarla y otros impuestos, me quedaban al mes 259 euros. Con eso no me salía a cuenta trabajar. Me sale más rentable decir que no porque así no pago transporte ni nada más”, explica. En sus anteriores trabajos, Marta cobraba cerca de 750 euros al mes. “Ya entonces fui a un banco a pedir un préstamo para tratar de comprarme una casa. Y la del banco, antes de negarme el dinero, me preguntó: ¿Eso solo gana un enfermero? No quiero ni saber lo que diría ahora”, añade.

João César das Neves, economista portugués y exasesor gubernamental aseguraba hace dos días en el diario portugués Público que estas prácticas son resultado de un ajuste “brutal y tal vez exagerado”. Y añadía: “De repente no hay dinero y se busca reconvertir la situación [de las cuentas del Estado] de un día para otro, de forma abrupta, con un coste grande e inaceptable”.

Ángela Mendes, de 25 años, con dos años de experiencia y cuatro de carrera, cobraba unos 700 euros al mes y ahora va a cobrar 250
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Das Neves no solo hacía referencia al caso de los enfermeros, convertidos en una especie de símbolo del día de lo que ocurre en el país. Según datos de Público, los sueldos portugueses bajaron, de media y solo en el primer trimestre de este año, un 3,9%. Este mismo diario afirmaba que ya hay profesores pagados por los ayuntamientos que no cobran más allá de los cinco euros.

Mientras, Ángela Mendes, la enfermera que acepta el sueldo de saldo, se encargará de curar heridas a los accidentados, a suministrar las dosis de metadona para drogadictos en programas de rehabilitación o de atender ciertas consultas, entre otras funciones. La otra, Marta, la que no ha aceptado, ya piensa en emigrar. El pasado miércoles, la edición digital de Expresso  informaba de que, en la actualidad, hospitales franceses, suizos y alemanes están dispuestos a contratar a decenas de enfermeros portugueses ya formados. Y señalaba el sueldo de un enfermero francés como una razón convincente para abandonar Portugal: de 1.500 a 2.300 euros al mes.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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