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Argentina pone punto final al ‘corralito’

El Gobierno de Fernández paga la última cuota de los 19.500 millones de dólares que emitió el Estado en bonos para financiar a las víctimas de la crisis de 2001

Francisco Peregil
Fernández muestra el nuevo billete de 100 pesos diseñado por Roger Pfund (derecha).
Fernández muestra el nuevo billete de 100 pesos diseñado por Roger Pfund (derecha).JUAN MABROMATA (AFP)

Este viernes la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, echará con su firma una palada de 2.281 millones de dólares (1.851 millones de euros) sobre las deudas contraídas por el Estado hace 11 años. Y con eso quedará enterrado el corralito, la mayor crisis institucional que vivió el país después de la dictadura. Aquel 3 de diciembre de 2001 millones de argentinos vieron cómo se les prohibía sacar sus ahorros de los bancos, estimados en 66.000 millones de dólares. Muchos recurrieron a la justicia y lograron al cabo de varios años recuperar su dinero o parte de él. Otros prefirieron aceptar unos Bonos Optativos del Estado Nacional, conocidos como Boden, que emitió el Gobierno en 2002 por valor de 19.641 millones de dólares (15.831 millones de euros). Aquella deuda fue una inmensa carga que heredaron Néstor Kirchner en 2003, y Cristina Fernández, en 2007. Una carga que ha condicionado hasta el día de hoy la política del país.

Fernández explica desde hace meses la importancia de lo que sucederá el viernes. “Este año recién este Gobierno va a terminar de pagar el Boden 12”, anunció en marzo en el Congreso. “El Boden 12, para los que no saben, no fue a fondos de afuera, no fue a países soberanos extranjeros… El Boden 12 se formuló para pagar a los argentinos a los que los bancos de este país no les devolvieron sus ahorros. Fue el resto de los argentinos, argentinos que tal vez nunca vieron ni verán un dólar en toda su vida, los que tuvieron que contribuir con 19.641 millones de dólares, que hemos pagado, del año 2005 a este año, que vamos a pagar (…). Yo me imagino todas las cosas que podríamos haber hecho con esos 19.641 millones de dólares para las personas que menos tienen, para los que nunca tuvieron la suerte de tener un depósito en dólares”.

Ya puestos a imaginar, con ese dinero habría sobrado casi la mitad para pagar a Repsol los 8.000 millones de euros que reclama su presidente, Antonio Brufau, por la expropiación del 51% de las acciones en YPF. Pero el caso Repsol ya está en manos de la justicia internacional, al Gobierno argentino parece haberle salido a corto plazo gratis la expropiación, y Fernández contará a partir de esta semana con un arma más para contraponer su modelo económico frente a los recortes que sufren otros países como España.

“De una crisis como la que tuvimos se puede salir sin hacer recaer el costo y el sacrificio únicamente en los que menos tienen”, declaró ayer en el diario Tiempo el ministro de Economía, Hernán Lorenzino. “Se pagó sin ajuste, creciendo. Hay una forma de salir que no tiene que ver con la receta que, pese a este ejemplo como el de Argentina, los organismos financieros siguen dando a países que afrontan problemas como el de nuestro país”, añadió.

Cada noche hay decenas de economistas repartidos por varios canales de televisión que recuerdan los puntos débiles del sistema: el empleo ha vuelto a caer por primera vez desde la crisis mundial de 2008-2009; el PIB ha abandonado también su tendencia alcista y cayó en mayo un 0,5%; las exportaciones descendieron un 10% en junio; el Gobierno sigue falseando las cifras de la inflación, a la que sitúa por debajo del 10% mientras la mayoría de los economistas independientes la estiman mayor del 20%.

La evolución del cambio del peso respecto al dólar se sigue en Argentina con tanta atención como la prima de riesgo en España
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Uno de los temas que más preocupan a los críticos con el Gobierno es la disparidad entre la cotización oficial del dólar (4,58 pesos) y lo que se llega a pagar en el mercado paralelo (alrededor de 6 pesos). La evolución de esas cifras se sigue en Argentina con tanta atención como la prima de riesgo en España. Muchos ciudadanos temen que el valor de los pesos siga devaluándose e intentan comprar dólares. Pero el Gobierno ha restringido el acceso a los dólares y ha iniciado una campaña para convencer a la gente de que ahorrar en pesos es más rentable. Para predicar con el ejemplo, la presidenta anunció que iba a pesificar un depósito fijo de tres millones de dólares. Sin embargo, no abundan quienes hayan anunciado que seguirían el ejemplo. Sin embargo, esta semana se supo que uno de los grandes defensores de la expropiación de YPF, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, cuenta con 37.000 dólares en el banco, según consta en su declaración jurada como alto cargo del Gobierno. Y hasta el día de hoy no ha anunciado que pretenda convertirlos en pesos.

Pero a pesar de la devaluación del peso en el mercado paralelo, de la inflación, de la caída en el crecimiento del PIB, del descenso en la tasa de empleo…, la economía argentina sigue gozando de una mala salud de hierro. Y la seguirá teniendo mientras el precio de la soja siga batiendo récords por la sequía que sufre Estados Unidos. “Desde que llegaron los Kirchner”, explica un directivo de una de las mayores empresas españolas radicadas en Argentina, “hay decenas de economistas y políticos que han venido diciendo: ‘No llegan a fin de año’. Y la única verdad es que los inversores que no han hecho caso de esos análisis han ganado dinero”.

Si la economía sigue a flote, Cristina Fernández podrá encarar las elecciones legislativas del próximo año con muy buenos augurios. Eso significa que puede obtener en el Senado y en la Cámara de Diputados una mayoría suficiente para emprender la reforma de la Constitución y presentarse, si quisiera, a las presidenciales de 2015. Hasta entonces podrá recordar en cientos de discursos, sin que nadie pueda contradecirla, que entre ella y Néstor Kirchner lograron pagar la deuda del corralito.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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