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Los impuestos han centrado por ahora el debate electoral en EEUU

El candidato republicano asegura que paga un 13% en impuestos cada año Ryan pagó 20% en tasas el año pasado

Washington -
El candidato republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney.
El candidato republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney. EFE

En sus primeras fases, la campaña electoral norteamericana de 2012 se centra, principalmente, en un asunto en concreto: los impuestos de las rentas más altas de Estados Unidos, y, más específicamente, los impuestos que paga el candidato republicano a la presidencia, Mitt Romney. Este mantiene que ha pagado normalmente alrededor de un 13% en tasas, menos de lo que abonaría una familia que ingresa 50.000 dólares al año. La diferencia es que él gana 20 millones. Barack Obama acusó ayer al número dos republicano, Paul Ryan, de haber defendido un plan de reforma tributaria que le hubiera permitido a Romney simplemente no pagar impuestos, ni un solo céntimo de ellos, durante todos esos años.

Una de las propuestas fiscales de Obama es dejar que expiren una serie de bajadas de impuestos a las rentas superiores a los 250.000 dólares anuales y a las ganacias del capital, aprobadas por el Gobierno de George Bush en 2001, que por ley deberían renovarse a finales de este año. Romney apoya su prórroga, y otras reducciones en la carga tributaria que, según la campaña demócrata, causarían que el Estado deje de ingresar en total unos cinco billones de dólares en tributos, algo que vendría acompañado de un aumento de impuestos medios de 2.000 dólares anuales para aquellas familias de clase media con niños, según un análisis del instituto independiente Tax Policy Center.

“Su nuevo compañero de candidatura, el congresista Ryan, presentó una propuesta de reforma tributaria que le permitiría al Gobernador Romney pagar menos de un 1% de impuestos cada año”, dijo ayer el presidente Obama en un acto electoral en la localidad de Windham, en New Hampshire. “Ya nos han intentado vender este cuento de hadas antes. No funcionó entonces y no funciona ahora. No es un plan para crear empleo. No es un plan para recortar el déficit. No es un plan para avanzar la economía”, añadió, en referencia a las bajadas de impuestos de Bush.

Es cierto que en 2010, el congresista Ryan propuso eliminar completamente los impuestos sobre las ganancias del capital. Aquello, según un análisis de los demócratas, permitiría a Romney pagar impuestos sólo por los ingresos de algunos libros que ha publicado y por otros pagos por conferenciante. Dado que sus ingresos de 20 millones de dólares al año proceden de inversiones y ganancias del capital, bajo el plan de Ryan, en los pasados años Romney sólo hubiera abonado un 0,87% al fisco.

En medio de este debate, Romney se ha visto forzado a aclarar cuánto paga en realidad a hacienda. Su campaña rehuyó el asunto durante meses. Pero esta semana el candidato republicano aseguró en Carolina del Sur que ha pagado aproximadamente un 13% de impuestos durante la pasada década, confiando en despejar dudas. No aportó documentos. Sólo pidió a los electores que confiaran en su palabra. Previamente, el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Harry Reid, le había acusado de “no pagar impuestos durante al menos una década”, citando fuentes anónimas.

Hasta la fecha, Romney sólo ha revelado su declaración de la renta de 2010 y una estimación de 2011. El viernes por la noche, Ryan hizo públicas sus propias declaraciones de esos dos años. El aspirante republicano a la vicepresidencia paga considerablemente más impuestos que su compañero de candidatura: un 15,9% en 2010 y un 20% en 2011. La familia Ryan ganó 215.417 dólares en 2010 y 323.416 en 2011. El suelo de los congresistas de EE UU es de 174.000 dólares anuales.

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La fortuna total de Romney se estima en 250 millones de dólares. Sus ingresos provienen sobre todo de inversiones realizadas cuando dirigió la empresa de capital de riesgo Bain Capital, entre 1984 y 1999. No tiene un salario fijo ya que en este momento no ocupa ningún cargo ejecutivo. En 2011, trató de bromear sobre ese asunto, diciendo en un acto electoral en Florida: “Yo también estoy desempleado”. Fue un error que provocó la hilaridad de los demócratas, y que Romney se guardará muy bien de volver a cometer antes de las elecciones.

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