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Irán transporta crudo de Siria por el Mediterráneo para saltarse el bloqueo

El barco cisterna AMIN cruzó el pasado 11 de septiembre el Estrecho de Gibraltar para evitar los controles del Canal de Suez

ÓSCAR GUTIÉRREZ
Imagen de archivo del barco cisterna iraní AMIN.
Imagen de archivo del barco cisterna iraní AMIN.MarineTraffic.com

La presión de las sanciones internacionales contra Irán ha obligado al régimen teocrático a virar el rumbo de los petroleros que llegan a las costas de Siria para cargar crudo y transportarlo de vuelta al golfo Pérsico. Si hasta ahora, la vía de acceso era el Canal de Suez, controlado por las autoridades egipcias y ubicado al suroeste de la línea costera siria, el cerco a los cargueros iraníes, en la diana de las sanciones de la ONU y huérfanos ya de padrinos que quieran prestar su bandera, ha hecho girar a estribor para recorrer el Mediterráneo, cruzar el Estrecho de Gibraltar y salvar los controles en alta mar hasta bordear la silueta africana de camino a casa. Así lo hizo recientemente el barco cisterna iraní AMIN. Pese a que Siria no es un gigante en la producción de petróleo, su extracción y venta le generaban, antes de la revolución, alrededor de un 25% de sus ingresos. La violenta represión de Bachar el Asad contra la revuelta ha motivado el embargo de crudo desde EE UU y la UE. Pero al régimen alauí controlado por la familia El Asad le queda un gran aliado: Irán, país de mayoría chií empeñado en aliviar el bloqueo contra Damasco y evitar la toma del poder de la población suní siria.

Según el seguimiento realizado por miembros de la oposición siria en el exilio europeo, el petrolero AMIN, de 274 metros de eslora, cruzó entre el 10 y 11 de septiembre el Estrecho de Gibraltar con alrededor de 100.000 toneladas métricas de crudo. El AMIN pertenece a Irano Hind Shipping Company, empresa participada en un 51% por Islamic Republic of Iran Shipping Lines (IRISL), propiedad del Gobierno iraní que hoy encabeza Mahmud Ahmadineyad. El desarrollo de un programa nuclear con fines no civiles ha multiplicado en los últimos seis años las sanciones en el seno de la ONU contra el sector energético iraní y algunas de las firmas que operan bajo mando de los ayatolás. Desde 2010, en esa lista negra aparece el conglomerado IRISL y sus empresas.

La oposición siria cree que Teherán podría estar pagando con armas el crudo que compra a la familia El Asad y posteriormente vende a, entre otros, China e India. Y eso pese a las trabas que encuentra Irán para vender su propio petróleo, sujeto también a embargo.

“No hay transparencia bancaria para seguir los pagos de Irán”, afirma desde París Ismaël Darwish, miembro de la oposición siria, que junto a Bassma Kodmani, exportavoz del Consejo Nacional Sirio, trabajan en el monitoreo de las sanciones contra El Asad. Lo que sí tienen claro, tras consultar a diplomáticos europeos es que, pese a las presiones internacionales, “el AMIN sigue navegando, lo hace sin bandera y no se puede detener”. Fe de ello dan las autoridades españolas de Marina mercante. Según este departamento del Ministerio de Fomento, el AMIN tuvo permiso de tránsito por el Estrecho de Gibraltar, puesto que el veto dictado por las resoluciones de la ONU solo afecta a “carga y descarga”. Para lo demás, el derecho marítimo protege la libertad de navegación en aguas internacionales.

Una libertad que tiene sus normas. La circulación por el Estrecho está vigilada desde España por el dispositivo de separación del tráfico de Tarifa, controlado por Seguridad Marítima, organismo al que deben notificar su tránsito las embarcaciones que quieran cruzar. Y así lo hizo el AMIN. “Solo si un buque lleva mercancías peligrosas no permitidas”, explica Adolfo Serrado desde el puesto de Tarifa, “se informa a capitanía marítima y esta al Ministerio de Exteriores”. Otra cosa sería el control en el Canal de Suez, donde operarios de la autoridad egipcia conducen el tráfico, incluso físicamente desde el interior de los cargueros, de Port Said hasta Suez y luego a mar abierto. La presión de EE UU y los problemas de bandera harían casi imposible ahora a un petrolero iraní obtener el plácet de los funcionarios egipcios.

Sí logró atravesar el Canal de Suez el pasado verano el Tour, otro carguero de la sancionada empresa IRISL, según informó entonces la agencia de noticias Reuters. Pero Washington ha elevado la presión contra todo aquel que ose registrar bajo su bandera a un buque de la compañía iraní. El departamento del Tesoro difundió el pasado 19 de julio una nota en la que alertó de las “prácticas engañosas” llevadas a cabo por IRISL e instó a negar la bandera a todos sus buques. “Es muy posible”, decía la circular, “que las embarcaciones de IRISL no estén usando de forma correcta las banderas”. El Tesoro llamó a las autoridades marítimas a estrechar los controles y “emprender acciones” en caso de fraude de ley. En el comunicado, Washington informó precisamente de que Sierra Leona había retirado su bandera al AMIN. Ahora resulta difícil saber bajo qué enseña navega dado que, como señala Marina mercante española, el AMIN cambia de bandera a su antojo y últimamente lo ha hecho en tres o cuatro ocasiones.

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Antes que Sierra Leona, Malta y Bolivia prestaron su pabellón al AMIN. Según revela un colaborador cercano del grupo activista Avaaz, Irán puede navegar libremente por aguas internacionales con el AMIN, pero infringe la ley con sus tejemanejes con las banderas, gracias a los que sortea el bloqueo. Cómplice necesario de esas maniobras sería, entre otros, la filial en Nueva York del banco británico Standard Chartered, que administra los pagos a Bolivia de los buques registrados y que, por tanto, se saltó las sanciones impuestas por la ONU y EE UU cuando aceptó el dinero del AMIN.

Navegue por un canal o por un estrecho, lo que ha puesto en alerta a la ONU es el tráfico de armas de Teherán a Damasco, prohibido sin duda por las sanciones contra el régimen iraní. El Consejo de Seguridad de la ONU, apoyado en el último informe del panel de expertos que monitorea las sanciones contra Irán, informó a finales de septiembre de que Siria se ha convertido “en la parte central de la transferencia ilícita de armas iraníes”. El panel denunció en su reporte la incautación de dos cargamentos con sello iraní que trataron de cruzar la frontera turco-siria el pasado año: uno, dividido en 19 contenedores llenos de rifles, ametralladoras y morteros, y transportados en un avión de la aerolínea iraní Yas Air; otro, en el interior de un camión y formado por explosivos. “Los Estados de la región”, manifestó tras conocer el informe Susan Rice, embajadora estadounidense en la ONU, “deben redoblar sus esfuerzos para rechazar, inspeccionar o incautarse de cargamentos ilícitos iraníes”. Eso, al menos en las autopistas marítimas, sin un canal o puerto hostil a Teherán, resultará, cuando menos, difícil.

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Sobre la firma

ÓSCAR GUTIÉRREZ
Periodista de la sección Internacional desde 2011. Está especializado en temas relacionados con terrorismo yihadista y conflicto. Coordina la información sobre el continente africano y tiene siempre un ojo en Oriente Próximo. Es licenciado en Periodismo y máster en Relaciones Internacionales

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